El progreso del peregrino 10: La lucha contra Apolión

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Cristiano lucha con Apolión

Empezó a descender con mucho cuidado; no obstante dio uno o dos resbalones. Pero ya en el Valle de Humillación, el pobre CRISTIANO tuvo un problema. Había andado poco trecho, cuando divisó a un enemigo maligno que venía a su encuentro, cuyo nombre era APOLIÓN. CRISTIANO comenzó a tener miedo y a pensar qué sería mejor, si retroceder o permanecer firme. Se acordó que no tenía armadura en sus espaldas, y por lo tanto, correr del enemigo sería darle mayor ventaja, pues con facilidad podría herirlo con sus dardos; por lo tanto, decidió arriesgarse y mantenerse firme. CRISTIANO siguió su camino, y a poco trecho se topó con APOLIÓN. El monstruo era de horrible aspecto; estaba vestido de escamas como de pescado (de lo cual se enorgullecía). Tenía alas como de dragón, pies de oso y su boca era como la boca de un león, de la cual salía fuego y humo. Al acercarse a CRISTIANO, lo miró con desdén y le preguntó:
—¿De dónde vienes y a dónde vas?
—Voy a Sión y vengo de la Ciudad de Destrucción, que es un lugar malo.
—Todo ese territorio es mío, y yo soy príncipe y dios de él. Por lo tanto, tú eres uno de mis súbditos, y has huido de tu rey.
—Nací en tus dominios, pero estar a tu servicio es duro, y tu paga es tal que es imposible vivir con ella, porque la paga del pecado es muerte (Ro.3:23).
—No hay príncipe dispuesto a perder súbditos, ni estoy dispuesto a perderte a ti.
—¡Pero ya me he entregado al Rey de Reyes! ¿Cómo podría volver a ser tuyo? — preguntó CRISTIANO.
—Tú ya le has sido infiel en tu servicio a él; ¿cómo, pues, esperas recibir de él recompensas?
—¿En qué he sido infiel, APOLIÓN?
—Desmayaste al comenzar tu viaje cuando casi te sofocas en el Pantano de la Desconfianza. Pretendiste librarte de tu carga de muchos modos, cuando correspondía que esperaras hasta que tu Príncipe te la quitara. Fuiste culpable de dormirte y perder lo de más valor. También casi estuviste a punto de retroceder por miedo a los leones. Y cuando hablas de tu viaje, de lo que has visto y oído, por lo que dices, muestras la vanagloria de tu corazón.
—Todo eso es cierto, y habría mucho más para decir, pero el Príncipe a quien sirvo y honro es misericordioso y pronto para perdonar. En ese momento, APOLIÓN, sin poder contener su rabia, prorrumpió en voces, diciendo:
—Soy enemigo de ese Príncipe, aborrezco su persona, sus leyes y su pueblo. He venido con el propósito de deshacerme de ti.
—APOLIÓN, cuidado con lo que haces porque estoy en el camino del Rey, el cual es camino de santidad; por tanto, cuídate.
APOLIÓN, ocupando todo lo ancho del camino, dijo:
—No creas que te tengo miedo. Prepárate para morir, pues juro por mi caverna infernal que de aquí no pasas; aquí derramaré tu sangre.
Diciendo esto, le arrojó un dardo encendido al pecho, pero CRISTIANO tenía un escudo en el brazo, con el cual evitó ese peligro. Luego CRISTIANO desenvainó su espada, pues vio que ya era tiempo de defenderse. APOLIÓN, por su parte, lo asaltó con furor, lanzándole dardos tan espesos como el granizo, de manera que a pesar de todo lo que hacía CRISTIANO para evitarlos, APOLIÓN lo hirió en la cabeza, la mano y el pie. Estos hizo que CRISTIANO retrocediese un poco; lo cual APOLIÓN aprovechó para atacarlo con más furor, pero CRISTIANO se compuso y resistió con todo el vigor que pudo. Este terrible combate duró más de medio día, tanto que CRISTIANO estaba casi rendido, pues a causa de sus heridas, se sentía más y más débil. Entonces APOLIÓN, viendo su oportunidad, comenzó a acercarse más a CRISTIANO, y luchando cuerpo a cuerpo con él logró tirarlo al suelo con tanta violencia que a este se le escapó la espada de la mano. Viendo esto, APOLIÓN exclamó:
—Ahora te tengo acorralado.
Y con eso lo aplastó tanto que casi lo sofocó hasta matarlo, tanto que CRISTIANO empezó a desesperar de su vida. Pero quiso Dios que cuando APOLIÓN estaba a punto de descargar su golpe de gracia, CRISTIANO alargó la mano y tomó su espada (Ef. 6:17), diciendo:
—No te huelgues de mí, enemigo, porque aunque caí, he de levantarme (Mi. 7:8). Y con eso le dio una estocada mortal que lo hizo retroceder como un herido de muerte. CRISTIANO, notando esto, volvió a atacarlo, diciendo:
—Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de Aquel que nos amó (Ro.8:37).
Y con esto, APOLIÓN abrió sus alas de dragón, huyó y CRISTIANO ya no lo volvió a ver. A menos que lo haya visto y oído como lo vi y oí yo, nadie puede imaginarse este combate con lo espantoso y horrible de los gritos de APOLIÓN por un lado, y por el otro, los ayes y gemidos del corazón de CRISTIANO. Ni una vez le vi una mirada placentera, pero cuando hubo herido a APOLIÓN con su espada de dos filos (Heb. 4:12-13), entonces sí sonrió y miró hacia lo Alto. ¡Fue el combate más terrible que he visto! Cuando hubo terminado la batalla, CRISTIANO dijo:
—Aquí daré gracias a Aquel que me ha librado de la boca del león, a Aquel que me ayudó contra APOLIÓN.
Luego que hubo dicho esto, se le presentó una mano con hojas del árbol de la vida (Apoc. 22:2), que él tomó y las aplicó a las heridas recibidas en la batalla. Y al instante fue sano. Enseguida se sentó allí mismo a comer pan y beber de la botella que poco antes le habían regalado. Sintiéndose refrescado, siguió su camino con la espada desenvainada, pues pensaba: “Puede haber algún otro enemigo cerca.” Pero en todo ese valle no volvió a encontrarse con ningún enemigo.

  1. Introducción

    1. Nos encontramos aquí a CRISTIANO en su camino después de su parada en el castillo hermoso.
    2. El castillo simboliza la crianza espiritual. Tiempo en el que Dios extiende una gracia especial para acogerte, refrescarte, capacitarte… pero no para que te quedes ahí.
    3. El tiempo asignado para la crianza espiritual está ya definido… y si no aprovechas este tiempo de gracia que Dios te ha dado para capacitarte y para madurar, te encontrarás mal preparado para la guerra que enfrentarás adelante.
  2. La guerra

    1. La guerra que enfrenta el cristiano es con tres enemigos

      1. Satanás 
        1. Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. (Ef.6:12)
      2. La carne (la debilidad y corrupción interna)
        1. ¿Qué es lo que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no surgen de los malos deseos que combaten en su interior? (Stg.4:1)
        2. Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma (1Pe.2:11)
        3. Manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. (Mt.26:41)
        4. Así que, hermanos, tenemos una deuda pendiente, pero no es la de vivir en conformidad con la carne, porque si ustedes viven en conformidad con la carne, morirán; pero si dan muerte a las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán. (Ro.8:12-13)
        5. La carne hará lo suyo… pero muchas veces al enemigo se aprovechará de ella y tratará de usarla, alimentarla y avivarla dentro de ti para que te entregues a ella.
      3. El mundo (su seducción y su oposición)

        1. No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea. (1Jn.2:15-17)
        2. No tienen, porque no piden. Y, cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones. ¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios. (Stg.4:2-4)
        3. Les he dado tu palabra, y el mundo los odia, porque ellos no pertenecen al mundo, así como yo tampoco pertenezco al mundo. No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. (Jn.17:14-15)
        4. El mundo hará lo suyo por si solo… pero el enemigo también de tiempo a tiempo intervendrá directamente, y utilizará a sus peones para tratar de seducirte, desviarte, oponerse para que abortes la fe. Como Judas, quien fue poseído por Satanás para entregar a Jesús.
    2. La batalla [guerra] se pelea en seis frentes

      1. Oración (área espiritual)
        El fin del mundo se acerca. Por consiguiente, sean serios y disciplinados en sus oraciones (1Pe.4:7) // Este siervo de Cristo Jesús está siempre luchando en oración por ustedes, para que con madurez se mantengan firmes cumpliendo en todo la voluntad de Dios (Col.4:12)
      2. Carácter (las emociones)
        En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. (Ga.5:22-23)
      3. Pensamientos (la mente)
        Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo. (2Co.10:5)
      4. El conocimiento (sabiduría)
        Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. (Os.4:6)
      5. Obediencia (voluntad)
        ¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Jehová? No os vendrá bien por ello; porque por haber dejado a Jehová, él también os abandonará. (2Cr.24:20)
      6. Ministerio (servicio)
        Te envío a los gentiles para que les abras los ojos, a fin de que pasen de la oscuridad a la luz, y del poder de Satanás a Dios. Entonces recibirán el perdón de sus pecados y se les dará un lugar entre el pueblo de Dios, el cual es apartado por la fe en mí” (Hch.26:17-18) // «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor» (Lc.4:18-19) // El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo (1Jn.3:8) // Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en la obra del evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida (Fil.4:3)
    3. Las armas

      1. La Palabra de Dios (la verdad)
        La verdad para contrarrestar las mentiras, sabiduría para contrarrestar la destrucción
      2. La fe en su Palabra
        Para contrarrestar los dardos de fuego (argumentos mentirosos) que quieren penetrar nuestra alma
      3. Tu salvación
        Para resguardar tu alma
      4. El evangelio / evangelismo
        Para rescatar las almas del infierno
      5. La autoridad de Cristo
        Para parar el operar demoníaco y expulsar al enemigo
      6. El Espíritu Santo
        Para empoderarnos, darnos valentía, dominio propio para hacer lo correcto, para persuadirnos a hacer lo bueno y dejar lo malo, para guiarnos
      7. Su perdón
        Para quitar toda base legal al enemigo sobre nuestras vidas
      8. Su consuelo
        Para sanar las heridas en el corazón infligidas por el enemigo
      9. La alabanza y acción de gracias
        Para atraer la presencia de Dios y hacer huir la presencia del enemigo
      10. La congregación
        Para animar, complementar mis dones y fortalezas, para apoyar, para levantarme, para resguardarme de desviarme (disciplinarme)
      11. La oración
        Para solicitar la intervención de Dios
      12. El ayuno
        Para humillarme y recibir una mayor gracia de parte de Dios
      13. El amor
        Para derretir el corazón endurecido de los que están cautivos por el enemigo
      14. La santidad
        Para perseverar en la protección de Dios y no darle ninguna base legal al enemigo
      15. La sabiduría (prudencia)
        Para apagar conflictos innecesarios, para tomar la ventaja al enemigo y destruir las obras de las tinieblas
      16. El morir a ti mismo (arrepentimiento)
        Para no ceder a los deseos de la carne
      17. Las promesas de Dios
        Para resistir la seducción y la oposición del mundo
  3. Hay varios puntos cruciales en la guerra

    1. Cuando recién te acercas a conocerle

      El enemigo tratará de robar la palabra al recién evangelizado… tratará de ponerle trabas, obstáculos, desilusiones y demás para que no se congregue y se arraigue en la fe.

      1.  Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino. El que recibió la semilla que cayó en el suelo lleno de piedras es el que oye la palabra y de inmediato la recibe con alegría. Pero como no tiene raíz, dura poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, enseguida se aparta de ella. (Mt.13:19-21)
    2. Cuando más débil o cansado estás

      El enemigo muchas veces espera a los momentos en los que más cansado y desgastado estás para realizar su mayor ataque, como sucedió con Elías o con Jesús.

      1. Como durante esos días no comió nada, pasado ese tiempo tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que esta piedra se convierta en pan.» (Lc.4:2-3)
      2. Elías tuvo miedo y huyó para salvar su vida. Se fue a Beerseba, una ciudad de Judá, y dejó allí a su sirviente. Luego siguió solo todo el día hasta llegar al desierto. Se sentó bajo un solitario árbol de retama y pidió morirse: «Basta ya, Señor; quítame la vida, porque no soy mejor que mis antepasados que ya murieron». Entonces se acostó y durmió debajo del árbol. Mientras dormía, un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate y come!». Elías miró a su alrededor, y cerca de su cabeza había un poco de pan horneado sobre piedras calientes y un jarro de agua. Así que comió y bebió, y volvió a acostarse. Entonces el ángel del Señor regresó, lo tocó y le dijo: «Levántate y come un poco más, de lo contrario, el viaje que tienes por delante será demasiado para ti». (1Re.19:3-7)
    3. Cuando has bajado la guardia (ejemplo: después de una gran victoria)

      Bajaste la guardia, dejaste que entrara amargura, o pensamientos incorrectos, o empezaste a perder hábitos cruciales.

      1. Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. (Mt.26:41)
      2. Entonces Pedro le dijo: «Ananías, ¿por qué has permitido que Satanás llenara tu corazón? (Hch.5:3)
    4. Cuando te vas a preparar para servirle (cuando ve que te vas a convertir en una peor amenaza)

      Quiere desincentivarte con orgullo, desanimo, obstáculos, oposición, pues está aterrado de lo que aprenderás… y se levanta en oposición tratando de impedir que recibas la revelación-enseñanza que Dios quiere darte.

      1. Entonces dijo: «No tengas miedo, Daniel. Desde el primer día que comenzaste a orar para recibir entendimiento y a humillarte delante de tu Dios [desde el primer día en que te propusiste ganar entendimiento y humillarte ante tu Dios], tu petición fue escuchada en el cielo. He venido en respuesta a tu oración; pero durante veintiún días el espíritu príncipe del reino de Persia me impidió el paso. Entonces vino a ayudarme Miguel, uno de los arcángeles, y lo dejé allí con el espíritu príncipe del reino de Persia. Ahora estoy aquí para explicar lo que le sucederá en el futuro a tu pueblo, porque esta visión se trata de un tiempo aún por venir». (Dn.10:12-14)
    5. Cuando empiezas a servir a Dios en algo estratégico

      El enemigo quiere pararte en el servicio que quieres realizar en su contra para Dios y tratará de desanimarte, intimidarte, callarte, etc.

      1. Porque se me ha abierto puerta grande y eficaz [para hacer un gran trabajo en este lugar], y muchos son los adversarios. (1Co.16:9)
  4. Estrategia del enemigo

    1. Intimidación: “te voy a destruir, dañar, matar”

      1. La única forma de hacer huir al enemigo es resistiéndolo, no huyendo de él.
      2. Los tiempos de paz se conquistan en la guerra, no se negocian con el enemigo.
    2. Inconsciencia: “aquí no hay nada”, “es puro cuento”

      1. Inconsciencia de la existencia de nuestro enemigo, inconsciencia de la guerra en la que estamos inmersos, inconsciencia de que está activamente trabajando en contra tuya.
      2. ¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar. (1Pe.5:8)
    3. Auto-confianza: “no lo necesito”

      1. Hace que se te olvide lo formidable de nuestro enemigo (subestimas al enemigo), te hace creer que estás en una buena posición (cuando en realidad no tienes buenos fundamentos)
    4. Insignificancia: “Equis, no afecta, no pasa nada”, “no importa”

      1. Una confrontación frontal, directa cualquiera la resiste. La mayoría de las victorias de Satanás las logra al vestirse de insignificancia para que no le des importancia y lo dejes entrar… y así robarte “sin que te des cuenta”
      2. ¿No se dan cuenta de qué un poco de levadura hace fermentar toda la masa? (1Co.5:6)
    5. Auto-condenación: “no eres digno, no tienes remedio”

      1. La estrategia del enemigo: condenarte, definirte por tus errores y fracasos para convencerte que esto no es para ti, que debes tirar la toalla.
      2. Judas con su pecado: ―He pecado —les dijo— porque he entregado sangre inocente. ―¿Y eso a nosotros qué nos importa? —respondieron—. ¡Allá tú! Entonces Judas arrojó el dinero en el santuario y salió de allí. Luego fue y se ahorcó. (Mt.27:4-5)
    6. Caballo de Troya: “El engaño de la envoltura” “te lo visto de cristiano”

      1. Gente se presenta como de Dios que se te opone, que te hiere, o que busca desviarte.
      2. Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. (Mt.7:15)
  5. ¿Por qué Dios permite la guerra?

    1. ¿Qué no se supone que “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Sal.34:7)?

      1. La protección de Dios es permanente y evidente: Satanás te quiere muerto, si no lo logra, es porque hay un cerco de protección al rededor tuyo
        1. Satanás le respondió al Señor: —Sí, pero Job tiene una buena razón para temer a Dios: siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades. (Job.1:9-10)
      2. Pero Dios no quiere librar toda la batalla por su cuenta… sino que quiere que aprendamos a pelear, pues somos parte de su ejército
        1. Adiestra mis manos para la batalla y mis brazos para tensar un arco de bronce. (2Sa.22:35)
    2. ¿Por qué haría Dios esto?

      1. Utiliza la batalla para filtrar a los verdaderos
        Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. (1Pe.1:7)
      2. Para añadirnos gloria eterna
        Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo. (1Pe.1:7)
      3. Nos ayuda a detectar las áreas débiles que tenemos que fortalecer
        Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga (1Co.10:12) // Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir (1Co.10:13
      4. Utiliza la batalla para llevarnos (forzarnos) a madurez, y te capacita para el ministerio
        El alimento sólido es para los que son maduros, los que a fuerza de práctica están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo (He.5:14). Sabes usar las armas, sabes cómo pelear.
      5. Para hacernos copartícipes de sus victorias de Cristo por otras personas
        Quiero que sepan qué gran lucha sostengo por el bien de ustedes y de los que están en Laodicea, y de tantos que no me conocen personalmente. (Col.2:1)
      6. Utiliza la batalla para humillar al enemigo
        El Dios de paz pronto aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes. (Ro.16:20)
  6. Después de la guerra, el descanso

    1. Después de la guerra, se requiere el refrigerio, el descanso restaurador… de lo contrario el enemigo puede tomar ventaja de nosotros pescándonos vulnerables.
    2. —¡Vete, Satanás! —dijo Jesús—. Porque escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él”. Entonces el diablo lo dejó y ángeles acudieron a servirle. (Mt.4:10-11)
    3. Entonces se acostó y durmió debajo del árbol. Mientras dormía, un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate y come!». Elías miró a su alrededor, y cerca de su cabeza había un poco de pan horneado sobre piedras calientes y un jarro de agua. Así que comió y bebió, y volvió a acostarse. (1Re.19:5-6)

 

Alberto Vazquez Botello