Navidad: la redención del sufrimiento

  1. La historia de navidad

    1. Mensaje de navidad sinóptico

      1. 26 Cuando Elisabet estaba en su sexto mes de embarazo, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, una aldea de Galilea, 27 a una virgen llamada María. Ella estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. 28 Gabriel se le apareció y dijo: «¡Saludos, mujer favorecida! ¡El Señor está contigo!». 29 Confusa y perturbada, María trató de pensar lo que el ángel quería decir. 30 —No tengas miedo, María—le dijo el ángel—, ¡porque has hallado el favor de Dios! 31 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Él será muy grande y lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David. 33 Y reinará sobre Israel para siempre; ¡su reino no tendrá fin! 34 —¿Pero cómo podrá suceder esto?—le preguntó María al ángel—. Soy virgen. 35 El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo y será llamado Hijo de Dios. 36 Además, tu parienta Elisabet, ¡quedó embarazada en su vejez! Antes la gente decía que ella era estéril, pero ha concebido un hijo y ya está en su sexto mes de embarazo. 37 Pues la palabra de Dios nunca dejará de cumplirse. 38 María respondió: —Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí. Y el ángel la dejó. 39 Pocos días después, María fue de prisa a la zona montañosa de Judea, al pueblo 40 donde vivía Zacarías. Entró en la casa y saludó a Elisabet. 41 Al escuchar el saludo de María, el bebé de Elisabet saltó en su vientre y Elisabet se llenó del Espíritu Santo. 42 Elisabet dio un grito de alegría y le exclamó a María: —Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y tu hijo es bendito. 43 ¿Por qué tengo este honor, que la madre de mi Señor venga a visitarme? 44 Cuando escuché tu saludo, el bebé saltó de alegría en mi vientre. 45 Eres bendita porque creíste que el Señor haría lo que te dijo. 46 María respondió: —Oh, cuánto alaba mi alma al Señor. 47 ¡Cuánto mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador! 48 Pues se fijó en su humilde sierva, y de ahora en adelante todas las generaciones me llamarán bendita. 49 Pues el Poderoso es santo y ha hecho grandes cosas por mí. 50 Él muestra misericordia de generación en generación     a todos los que le temen. 51 ¡Su brazo poderoso ha hecho cosas tremendas! Dispersó a los orgullosos y a los altaneros. 52 A príncipes derrocó de sus tronos y exaltó a los humildes. 53 Al hambriento llenó de cosas buenas y a los ricos despidió con las manos vacías. 54 Ayudó a su siervo Israel y no se olvidó de ser misericordioso. 55 Pues lo prometió a nuestros antepasados, a Abraham y a sus descendientes para siempre. 56 Y María se quedó con Elisabet unos tres meses y luego regresó a su casa. 57 Cuando se cumplió el tiempo para que naciera el bebé, Elisabet dio a luz un hijo varón. 58 Todos sus vecinos y parientes se alegraron al enterarse de que el Señor había sido tan misericordioso con ella. 59 Cuando el bebé cumplió ocho días, todos se reunieron para la ceremonia de circuncisión. Querían ponerle por nombre Zacarías como su padre, 60 pero Elisabet dijo: —¡No! ¡Su nombre es Juan! 61 —¿Cómo?—exclamaron—. No hay nadie en tu familia con ese nombre. 62 Entonces, le preguntaron por gestos al padre cómo quería que se llamara. 63 Zacarías pidió con señas que le dieran una tablilla para escribir y, para sorpresa de todos, escribió: «Su nombre es Juan». 64 Al instante Zacarías pudo hablar de nuevo y comenzó a alabar a Dios. 65 Todo el vecindario se llenó de temor reverente, y la noticia de lo que había sucedido corrió por todas las colinas de Judea. 66 Los que la oían meditaban sobre los acontecimientos y se preguntaban: «¿Qué llegará a ser este niño?». Pues la mano del Señor estaba sobre él de una manera especial. 67 Entonces su padre, Zacarías, se llenó del Espíritu Santo y dio la siguiente profecía: 68 «Alaben al Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. 69 Nos envió un poderoso Salvador del linaje real de su siervo David, 70 como lo prometió mediante sus santos profetas hace mucho tiempo. 71 Ahora seremos rescatados de nuestros  enemigos y de todos los que nos odian. 72 Él ha sido misericordioso con nuestros antepasados al recordar su pacto sagrado, 73 el pacto que prometió mediante un juramento a nuestro antepasado Abraham. 74 Hemos sido rescatados de nuestros enemigos para poder servir a Dios sin temor, 75 en santidad y justicia, mientras vivamos. 76 »Y tú, mi pequeño hijo, serás llamado profeta del Altísimo, porque prepararás el camino para el Señor. 77 Dirás a su pueblo cómo encontrar la salvación mediante el perdón de sus pecados. 78 Gracias a la tierna misericordia de Dios, la luz matinal del cielo está a punto de brillar entre nosotros, 79 para dar luz a los que están en oscuridad y en sombra de muerte, y para guiarnos al camino de la paz». (Lc.1:26-78)
      2. María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de que la boda se realizara, mientras todavía era virgen, quedó embarazada mediante el poder del Espíritu Santo. 19 José, su prometido, era un hombre justo y no quiso avergonzarla en público; por lo tanto, decidió romper el compromiso en privado. 20 Mientras consideraba esa posibilidad, un ángel del Señor se le apareció en un sueño. «José, hijo de David—le dijo el ángel—, no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo. 21 Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». 22 Todo eso sucedió para que se cumpliera el mensaje del Señor a través de su profeta: 23 «¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que significa “Dios está con nosotros”». 24 Cuando José despertó, hizo como el ángel del Señor le había ordenado y recibió a María por esposa, 25 pero no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que nació su hijo (Mt.1:18-25)
      3. En esos días, Augusto, el emperador de Roma, decretó que se hiciera un censo en todo el Imperio romano. (Este fue el primer censo que se hizo cuando Cirenio era gobernador de Siria). Todos regresaron a los pueblos de sus antepasados a fin de inscribirse para el censo. Como José era descendiente del rey David, tuvo que ir a Belén de Judea, el antiguo hogar de David. Viajó hacia allí desde la aldea de Nazaret de Galilea. Llevó consigo a María, su esposa, quien estaba embarazada. Mientras estaban allí, llegó el momento para que naciera el bebé. María dio a luz a su primer hijo varón. Lo envolvió en tiras de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había alojamiento disponible para ellos. Esa noche había unos pastores en los campos cercanos, que estaban cuidando sus rebaños de ovejas. De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados, 10 pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. 11 ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David! 12 Y lo reconocerán por la siguiente señal: encontrarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre». 13 De pronto, se unió a ese ángel una inmensa multitud—los ejércitos celestiales—que alababan a Dios y decían: 14 «Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace». 15 Cuando los ángeles regresaron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «¡Vayamos a Belén! Veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos anunció». 16 Fueron de prisa a la aldea y encontraron a María y a José. Y allí estaba el niño, acostado en el pesebre. 17 Después de verlo, los pastores contaron a todos lo que había sucedido y lo que el ángel les había dicho acerca del niño. 18 Todos los que escucharon el relato de los pastores quedaron asombrados, 19 pero María guardaba todas estas cosas en el corazón y pensaba en ellas con frecuencia. 20 Los pastores regresaron a sus rebaños, glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como el ángel les había dicho. 21 Ocho días después, cuando el bebé fue circuncidado, le pusieron por nombre Jesús, el nombre que había dado el ángel aun antes de que el niño fuera concebido. 22 Luego llegó el tiempo para la ofrenda de purificación, como exigía la ley de Moisés después del nacimiento de un niño; así que sus padres lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor. 23 La ley del Señor dice: «Si el primer hijo de una mujer es varón, habrá que dedicarlo al Señor» 24 Así que ellos ofrecieron el sacrificio requerido en la ley del Señor, que consistía en «un par de tórtolas o dos pichones de paloma». 25 En ese tiempo, había en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era justo y devoto, y esperaba con anhelo que llegara el Mesías y rescatara a Israel. El Espíritu Santo estaba sobre él 26 y le había revelado que no moriría sin antes ver al Mesías del Señor. 27 Ese día, el Espíritu lo guio al templo. De manera que, cuando María y José llegaron para presentar al bebé Jesús ante el Señor como exigía la ley, 28 Simeón estaba allí. Tomó al niño en sus brazos y alabó a Dios diciendo: 29 «Señor Soberano, permite ahora que tu siervo muera en paz, como prometiste. 30 He visto tu salvación, 31 la que preparaste para toda la gente. 32 Él es una luz para revelar a Dios a las naciones, ¡y es la gloria de tu pueblo Israel!». 33 Los padres de Jesús estaban asombrados de lo que se decía de él. 34 Entonces Simeón les dio su bendición y le dijo a María, la madre del bebé: «Este niño está destinado a provocar la caída de muchos en Israel, y también el ascenso de muchos otros. Fue enviado como una señal de Dios, pero muchos se le opondrán. 35 Como resultado, saldrán a la luz los pensamientos más profundos de muchos corazones, y una espada atravesará tu propia alma». 36 En el templo también estaba Ana, una profetisa muy anciana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Su esposo había muerto cuando solo llevaban siete años de casados. 37 Después ella vivió como viuda hasta la edad de ochenta y cuatro años. Nunca salía del templo, sino que permanecía allí de día y de noche adorando a Dios en ayuno y oración. 38 Llegó justo en el momento que Simeón hablaba con María y José, y comenzó a alabar a Dios. Habló del niño a todos los que esperaban que Dios rescatara a Jerusalén. 39 Una vez que los padres de Jesús cumplieron con todas las exigencias de la ley del Señor, regresaron a su casa en Nazaret de Galilea. 40 Allí el niño crecía sano y fuerte. Estaba lleno de sabiduría, y el favor de Dios estaba sobre él. (Lc.2:1-40)
      4. Jesús nació en Belén de Judea durante el reinado de Herodes. Por ese tiempo, algunos sabios de países del oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Vimos su estrella mientras salía y hemos venido a adorarlo». Cuando el rey Herodes oyó eso, se perturbó profundamente igual que todos en Jerusalén. Mandó llamar a los principales sacerdotes y maestros de la ley religiosa y les preguntó: —¿Dónde se supone que nacerá el Mesías? —En Belén de Judea—le dijeron—porque eso es lo que escribió el profeta: “Y tú, oh Belén, en la tierra de Judá, no eres la menor entre las ciudades reinantes de Judá, porque de ti saldrá un gobernante que será el pastor de mi pueblo Israel”. Luego Herodes convocó a los sabios a una reunión privada y, por medio de ellos, se enteró del momento en el que había aparecido la estrella por primera vez. Entonces les dijo: «Vayan a Belén y busquen al niño con esmero. Cuando lo encuentren, vuelvan y díganme dónde está para que yo también vaya y lo adore». Después de esa reunión, los sabios siguieron su camino, y la estrella que habían visto en el oriente los guio hasta Belén. Iba delante de ellos y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 10 Cuando vieron la estrella, ¡se llenaron de alegría! 11 Entraron en la casa y vieron al niño con su madre, María, y se inclinaron y lo adoraron. Luego abrieron sus cofres de tesoro y le dieron reg alos de oro, incienso y mirra. 12 Cuando llegó el momento de irse, volvieron a su tierra por otro camino, ya que Dios les advirtió en un sueño que no regresaran a Herodes. 13 Después de que los sabios se fueron, un ángel del Señor se le apareció a José en un sueño. «¡Levántate! Huye a Egipto con el niño y su madre—dijo el ángel—. Quédate allí hasta que yo te diga que regreses, porque Herodes buscará al niño para matarlo». 14 Esa noche José salió para Egipto con el niño y con María, su madre, 15 y se quedaron allí hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi Hijo». 16 Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se puso furioso. Entonces, basado en lo que dijeron los sabios sobre la primera aparición de la estrella, Herodes envió soldados para matar a todos los niños que vivieran en Belén y en sus alrededores y que tuvieran dos años o menos. 17 Esta acción brutal cumplió lo que Dios había anunciado por medio del profeta Jeremías: 18 «En Ramá se oyó una voz: llanto y gran lamento. Raquel llora por sus hijos; se niega a que la consuelen, porque están muertos. (Mt.2:1-18)
    2. Tantos aspectos que pudiéramos hablar de ella…

      1. Podríamos una serie con todas las enseñanzas que pudiéramos extraer de ella.
      2. Hemos visto ya varias temáticas al respecto
  2. El bebé que nació para morir / la redención del sufrimiento.

    Quien iba a pensar que en esa imagen navideña, con el bebe mesías envuelto en tiras de telas y acostado en un pesebre, tan tierno, tan inofensivo, como lo es todo recién nacido, tendría un destino tan terrible y despreciable para el mundo: pues ese bebe nació para morir en la cruz. Una muerte cruel y cruenta que solo se le daba a los peores criminales.

    1. El gozo de su nacimiento pronto de opacaría por la sombría vida que le tocaría, pues la travesía de este niño sería difícil, ardua

      1. Se desgastaría sirviendo al pueblo de Israel
      2. Pero aún así, sería rechazado por los de su pueblo
      3. Viviría en pobreza lejos de lujos y bellas vestimentas de los reyes en palacios
      4. En ocasiones se quedaría con hambre.
      5. A pie iría de un lugar a otro, sin tener casa o lugar donde vivir, anunciando las buenas nuevas
      6. Su mensaje de esperanza, sin embargo, no sería creído.
      7. Varias veces intentarían apedrearlo, pero continuamente insultado y burlado acusado de trabajar para satanás.
      8. Muchedumbres le darían la espalda por su fuerte mensaje y se quedaría solo con unos cuantos (Jn.6)
      9. Su seguidores serían personas del vulgo, sin preparación, fama o reputación.
      10. Uno de sus seguidores lo traicionaría, y los demás lo abandonarían en la hora más crítica de su vida
      11. Aunque inocente, lo tratarían como un criminal
      12. Lo humillarían y abusarían de él: le arrancarían partes de su barba, le escupirían el rostro (Is.50:6), lo vendarían para burlarse de él y pegarle en la cabeza, lo azotarían con látigos que le desgarrarían la piel y los músculos, lo obligarían a cargar una cruz que no merecía y lo crucificarían desnudo.
    2. Su trágico futuro se dejaba entrever:

      1. Por Simeón:
        le dijo a María, la madre del bebé: «Este niño está destinado a provocar la caída de muchos en Israel, y también el ascenso de muchos otros. Fue enviado como una señal de Dios, pero muchos se le opondrán.
        35 Como resultado, saldrán a la luz los pensamientos más profundos de muchos corazones, y una espada atravesará tu propia alma». (Lc.2:34)
      2. Los reyes magos lo dejaban notar en los regalos que le ofrecieron:
        Entraron en la casa y vieron al niño con su madre, María, y se inclinaron y lo adoraron. Luego abrieron sus cofres de tesoro y le dieron regalos de oro, incienso y mirra. (Mt.2:11)… la mirra se empleaba para embalsamar a los muertos.
    3. Cuando te nace un hijo, nacen junto con él grandes expectativas de lo que quieres que logre o sea: que logre hacer cosas grandes, que le vaya bien en la vida, que disfrute de la bendición y prosperidad que viene de Dios. Pero este pequeño nació para ser ofrecido como una ofrenda por el pecado: tu pecado, mi pecado.

      1. ¿Quién ha creído nuestro mensaje? ¿A quién ha revelado el Señor su brazo poderoso? Mi siervo creció en la presencia del Señor como un tierno brote verde, como raíz en tierra seca. No había nada hermoso ni majestuoso en su aspecto, nada que nos atrajera hacia él. Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó. Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron. Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios, ¡un castigo por sus propios pecados! Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos ser sanados. Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el Señor puso sobre él los pecados de todos nosotros. Fue oprimido y tratado con crueldad; sin embargo, no dijo ni una sola palabra. Como cordero fue llevado al matadero. Y como oveja en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca. Al ser condenado injustamente, se lo llevaron. A nadie le importó que muriera sin descendientes ni que le quitaran la vida a mitad de camino. Pero lo hirieron de muerte por la rebelión de mi pueblo. Él no había hecho nada malo, y jamás había engañado a nadie. Pero fue enterrado como un criminal; fue puesto en la tumba de un hombre rico. 10 Formaba parte del buen plan del Señor aplastarlo y causarle dolor. Sin embargo, cuando su vida sea entregada en ofrenda por el pecado, tendrá muchos descendientes. Disfrutará de una larga vida, y en sus manos el buen plan del Señor prosperará. 11 Cuando vea todo lo que se logró mediante su angustia, quedará satisfecho. Y a causa de lo que sufrió, mi siervo justo hará posible que muchos sean contados entre los justos, porque él cargará con todos los pecados de ellos. 12 Yo le rendiré los honores de un soldado victorioso, porque se expuso a la muerte. Fue contado entre los rebeldes. Cargó con los pecados de muchos e intercedió por los transgresores. (Is.53)
    4. Pero sin ese sacrificio, sin ese sufrimiento no tendríamos redención, no seríamos salvos.

      1. Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo. (2Co.5:21)
      2. en su gracia, Dios gratuitamente nos hace justos a sus ojos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados. 25 Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. (Ro.3:24-25)
  3. La redención de la muerte y el sufrimiento con ese bebé

    1. La maldición, el sufrimiento y la muerte vinieron por causa del pecado:

      1. A la serpiente: “maldita serás”; a la mujer: “Multiplicaré tus dolores…”; al hombre: “maldita será la tierra por tu culpa…polvo eres, y al polvo volverás“. La pérdida de propósito, trascendencia, la comunión con Dios, la entrada de la muerte, el dolor, el sufrimiento… desde entonces: las personas caracterizadas por una vida de sufrimiento y una muerte temprana eran consideradas malditas. (Dt.28)
    2. Pero es este bebé iba a cambiar el significado del sufrimiento y la muerte:

      1. Se convertirían en muestra de amor
        1. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. (Ro.5:8)
        2. No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos. (Jn.15:13)
      2. Y le daría la victoria sobre el enemigo
        1. Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo (He.2:14-15)
        2. Él anuló el acta con los cargos que había contra nosotros y la eliminó clavándola en la cruz. 15 De esa manera, desarmó a los gobernantes y a las autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su victoria sobre ellos en la cruz. (Col.2:15-16)
      3. Sería su gloria (lo que traería su glorificación)
        1. La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, 10 para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. 
      4. El sabía que glorias vendría después de su sufrimiento
        1. [El Espíritu] anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. (1Pe.1:11)
        2. por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios (He.12:2)
      5. El entendía el propósito de su sufrimiento y su muerte nunca estuvo cargado de autocompasión, por eso:
        1. Entonces Jesús se dio la vuelta y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. 29 Pues vienen días cuando dirán: “¡Dichosas las mujeres que no tienen hijos, los vientres que no dieron a luz y los pechos que no amamantaron!”. 30 La gente suplicará a los montes: “¡Caigan sobre nosotros!” y rogará a las colinas: “¡Entiérrennos!”. 31 Pues, si estas cosas suceden cuando el árbol está verde, ¿qué pasará cuando esté seco? (Lc.23:28-31)
        2. Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. 22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. (Mt.16:21-23)
    3. Nosotros somos parte de ese bebé

      Con ese bebe nació Cristo, que no lo es uno, sino muchos, y compartimos en el mismo propósito.

      1. Cristo no es solo Jesús, sino todo el cuerpo de creyentes, con Jesús a la cabeza. 
        1. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo… Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro de ese cuerpo. (1Co.12:12,27)
        2. Participamos de su misión, sus sufrimientos y su gloria (pues somos su cuerpo)
      2. Un bebe destinado al sufrimiento… y nosotros somos parte de ese bebe.
        1. participamos abundantemente en los sufrimientos de Cristo (2Co.1:5)
        2. Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo…y participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. (Fil.3:10)
        3. Me alegro cuando sufro en carne propia por ustedes, porque así participo de los sufrimientos de Cristo, que continúan a favor de su cuerpo, que es la iglesia. (Col.1:24)
        4. alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo (1Pe.4:13)
      3. Al igual que él
        1. El sufrimiento se convertiría en una muestra de amor
          1. ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen! 45 De esa manera, estarás actuando como verdadero hijo de tu Padre que está en el cielo. Pues él da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual. 46 Si solo amas a quienes te aman, ¿qué recompensa hay por eso? Hasta los corruptos cobradores de impuestos hacen lo mismo. 47 Si eres amable solo con tus amigos, ¿en qué te diferencias de cualquier otro? Hasta los paganos hacen lo mismo. 48 Pero tú debes ser perfecto, así como tu Padre en el cielo es perfecto. (Mt.5:44-48)
          2. Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna. (2Ti.2:10)
        2. Al igual que él sería nuestra gloria
          1. Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. 12 Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes. (Mt.5:11-12)
          2. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. 18 Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno. (2Co.4:17-18)
        3. Y el morir, nos daría la victoria
          1. Ya que creemos que Cristo murió por todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua. (2Co.5:14)
          2. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio la salvará. (Mr.8:35)
          3. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. (Ap.12:11)
          4. He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. (Ga.2:20)
          5. Debido a esa cruz, mi interés por este mundo fue crucificado y el interés del mundo por mí también ha muerto. (Ga.6:14)
  4. Si no hubiera aceptado su propósito

    1. Ese bebé fue adorado por ese “doloroso” propósito que cumpliría.

      …de lo contrario

      1. A partir de entonces, Jesús empezó a decir claramente a sus discípulos que era necesario que fuera a Jerusalén, y que sufriría muchas cosas terribles a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los maestros de la ley religiosa. Lo matarían, pero al tercer día resucitaría. (Mt.16:21)
      2. »Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido! (Jn.12:27)
      3. Jesús le dijo a Pedro: «Mete tu espada en la vaina. ¿Acaso no voy a beber de la copa de sufrimiento que me ha dado el Padre?». (Jn.18:11)
    2. Si ese bebe no hubiera aceptado su propósito no hubiera habido salvación para todos nosotros

      1. No tendría razón de celebrarlo
      2. Sería uno mas, su nacimiento no hubiera sido especial.
      3. Se perdería el sentido de la navidad.
    3. Muchos están en esa condición… desechando el propósito de Dios para sus vidas por el sufrimiento que implica

      1. No estás dispuesto a sacrificar los placeres de este mundo para responder al llamado de Dios para tu vida y realizar el ministerio que te ha enconmendado
      2. No están dispuestos a sufrir a su cónyuge inconverso, o sus hijos apartados
      3. No están dispuestos a sufrir a la iglesia que han sido llamados servir
      4. No están dispuestos a sacrificarse para prepararse para la tarea que tienen asignada.
      5. Viven para sí mismos, para su comodidad y su placer… para vivir sus mejores vidas ahora… y se les olvida que…
    4. La gloria y la verdadera vida viene después del haber menospreciado esta vida, después de haber bebido la copa de sufrimiento que implica el llamado de cada uno

      1. Los animaron a continuar en la fe, y les recordaron que debemos sufrir muchas privaciones para entrar en el reino de Dios. (Hch.14:22)
    5. Tribulaciones que no vivimos en autocompasión, ni lamentación…

      1. Sino con alegría:
        Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas (Stg.1:2)
      2. Honor
        Pues a ustedes se les dio no solo el privilegio de confiar en Cristo sino también el privilegio de sufrir por él. (Fil.1:29)
      3. y Esperanza
        Así, cuando venga el Gran Pastor, recibirán una corona de gloria y honor eternos. (1Pe.5:4)… Si sufrimos, también reinaremos con él (2Ti.2:12)
  5. En esta navidad recordamos que

    1. Jesús nació
    2. Nació con un propósito
    3. Dicho propósito tendría sufrimiento y muerte… pero que traería vida y la derrota del enemigo
    4. Y nosotros somos partícipes de ese propósito, y de ese sufrimiento… con los mismos resultados.
    5. pero también somos coparticipes de la inconmensurable gloria que vendrá después.
    6. Pues si sufrimos, también reinaremos con él (2Ti.2:12)
    7. En Jesús nació Cristo… y sigue naciendo en el resto de la iglesia… y está por terminar su proceso de nacimiento, para ser llevado a la misma presencia de Dios:
      1. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se plantó delante de ella para devorar a su hijo tan pronto como naciera. Ella dio a luz un hijo varón que «gobernará a todas las naciones con puño de hierro». Pero su hijo fue arrebatado y llevado hasta Dios, que está en su trono. (Ap.12:4-5)
      2. ¡Feliz Navidad!

Alberto Vazquez Botello