Tiempos de Paz

Si bien es cierto que, al pertenecer al cuerpo de Cristo, estamos inmersos en una guerra espiritual, es importante que reconozcamos que, entre una batalla y otra, también hay tiempos de paz que Dios envía y que es crucial que sepamos aprovecharlos al máximo.

Debemos ser diligentes para buscar lo que Dios quiere que hagamos en esos tiempos, es decir, para descubrir la voluntad de Dios y en consecuencia desarrollar las actividades y habilidades que nos ayudarán a prepararnos para las siguientes batallas.

Comencemos con los siguientes versículos (Eclesiastés.3:1-8) Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y
tiempo de hablar; 8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

Dios enseña que para todo hay un tiempo oportuno y que en nuestro caminar diario habrá tiempos de guerra y tiempos de paz. Además, estos versículos nos enseñan que ser oportuno es importante, de hecho, todas las experiencias y actividades que acabamos de enumerar tienen un tiempo apropiado según el tiempo de Dios. Uno de los secretos para estar en paz con Dios es que podamos identificar, aceptar y apreciar el momento correcto para cada cosa que hagamos, según el sentido de oportunidad de Dios.

Por el contrario, si cometemos el error de dudar o de resentirnos por el sentido de oportunidad de Dios esto nos puede conducir a la desesperación, a la rebelión, al sufrimiento, o inclusive, si no identificamos bien los tiempos para cada actividad, nos puede llevar a seguir adelante con nuestros proyectos sin contar con el consejo y sin la aprobación de Dios.

¿Te ha pasado que en ocasiones deseas hacer algo pero las cosas no fluyen como tú quisieras? o ¿te has resentido con Dios cuando te ordena hacer algo que se contrapone a tus deseos o proyectos? ¿Te aferras a tus planes aunque parezca que Dios no los aprueba? En estos
escenarios el apreciar los momentos de Dios para cada actividad es crucial, ya que a veces lo que deseamos hacer es bueno, pero puede no ser el tiempo de Dios para que eso suceda.

‘Del hombre son las disposiciones del corazón; Mas de Jehová es la respuesta de la lengua ‘Proverbios 16:1 RVR1960

‘El hombre propone y Dios dispone. ‘ Proverbios 16:1 NVI

Así que cuando buscamos hacer la voluntad de Dios debemos cuidar tanto el qué hacer, así como el cuándo hacerlo, para que verdaderamente estemos cumpliendo con lo que Dios quiere de nosotros.

Ahora, veamos algunos pasajes donde Dios nos enseña la importancia de identificar y usar esos
tiempos de paz buscando el mayor provecho para nuestro crecimiento y para la edificación del
cuerpo de Cristo.

1. Tiempos de paz para fortalecernos en el Señor

Hay un aprendizaje que me ha impactado mucho y que Dios ha venido trabajando en mi caminar cristiano, y es este: una vez que empezamos a experimentar victorias, es decir, a estar conscientes de la mano de Dios obrando en nuestras vidas, es cuando más deberíamos estar comprometidos a continuar luchando, a hacer Su obra, creciendo espiritualmente y fortaleciéndonos para estar listos para la siguiente batalla.

Esto lo vemos en (1Reyes.20:20-22, 26) El contexto es: Ben-adad, rey Siria se dispuso a pelear contra Acab, octavo y el más malvado rey de Israel, que además era un gran estratega militar. Ben-adad le envío mensajeros para que le dijeran a Acab los términos de la rendición, y después de consultar a los ancianos del pueblo, Acab respondió que no aceptada los términos de paz y por lo tanto, se fueron a la guerra, aunque Dios envío a un profeta (Elías) para decir a Acab que tendría la victoria.

20 Y mató cada uno al que venía contra él; y huyeron los sirios, siguiéndoles los de Israel. Y el rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería. 21 Y salió el rey de Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros, y deshizo a los sirios causándoles gran estrago.

22 Vino luego el profeta al rey de Israel y le dijo: Ve, fortalécete, y considera y mira lo que hagas; porque pasado un año, el rey de Siria vendrá contra ti.

26 Pasado un año, Ben-adad pasó revista al ejército de los sirios, y vino a Afec para pelear contra Israel.

Recuerdo que cuando recién recibí la gracia de la salvación, empezó una batalla muy intensa en mi entorno familiar, propiamente una confrontación con mi hermano mayor que no aceptó mi conversión al cristianismo. Los primeros meses fueron los más difíciles ya que para mí era muy difícil aceptar que mi hermano, a quién yo amo, quería romper relaciones y toda comunicación conmigo. Para mí, era obvio que Satanás estaba saboteando mi nueva comunión con Dios, es decir, yo sabía que estaba en plena batalla y que el enemigo quería que yo volviera a darle la espalda a Dios.

También recuerdo que lo primero que hizo mi hermano, siendo mi socio en el despacho de seguros, fue que decidió dejar nuestra sociedad. Hasta ahí me parecía algo natural y lo más conveniente en el plano profesional. Después, pasado un año, se vino un tiempo más complicado ya que algunos de nuestros acuerdos de esa “separación comercial” no fueron respetados y yo veía como Satanás buscaba desanimarme.

Tiempo más adelante yo empezaba a preocuparme también por mis padres, que aún vivían, ya que los veía desanimados por la situación entre mi hermano y yo. Pasados algunos meses Dios me ayudó trayendo la perspectiva correcta de las cosas y dándome confianza de que Él está siempre en control y de que a Su tiempo Él haría la obra de restauración en mi familia.

Gracias a Dios, después de tres años de alejamiento, la relación con mi hermano fue restaurada, sin embargo, durante el proceso Dios y me dio fuerzas para no desfallecer ni rechazar el regalo de salvación que nuestro Señor Jesucristo me había dado.

Esta fue para mí una gran victoria de Dios y después de esa victoria se vinieron tiempos de paz  que nunca antes había experimentado, mi relación con Dios se fortaleció en los siguientes años, aunque últimamente he tenido nuevas batallas, también, desde aquellos años, hablando de mi familia espiritual Dios me ha concedido estrechar los lazos, y mis relaciones familiares han
mejorado, aunque ya no tengo a mis padres, ahora busco estar al pendiente de mis tres hermanas y de mi hermano, Dios me ha respaldado mucho en el área profesional, ha traído  provisión para proyectos que antes eran imposibles para mí, en resumen, me ha dado tiempos
de paz y tranquilidad.

En otras palabras, creo que he identificado estos tiempos de paz que vienen después de una gran victoria y ahora sé que Dios los usa para darnos oportunidad de recuperar fuerzas aprovechando bien el tiempo, y es precisamente lo que estoy haciendo con la ayuda de Dios.
Aunque aún tengo muchas áreas de oportunidad creo que Dios ha estado haciendo esto conmigo y también desea hacerlo en ti, usando tus tiempos de paz.

En este punto, me gustaría preguntarte ¿Cuáles han sido tus mayores victorias de la mano de Dios? ¿Qué haces después de la batalla? ¿Puedes identificar tiempos de paz que Dios te haya enviado? ¿Qué cosas harías para fortalecerte?

Veamos ahora lo que nos dice Dios en

(Efesios.5:15-17) Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

(Efesios.6:10) Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.

 

Es muy importante que seamos sabios y aprovechemos bien el tiempo. En estos tiempos de paz, podemos dedicar tiempo para aprender más acerca de la voluntad de Dios, leer tu Biblia, si ya la leíste toda, léela en una versión de lenguaje más contemporáneo, y pide a Dios en oración que te revele más acerca de Su carácter y de Su voluntad, te aseguro que vas a aprender nuevas cosas, asiste a los estudios bíblicos semanales, si no puedes asistir puedes utilizar los recursos en línea, también hay otros ministerios que enseñan sana doctrina, también puedes tú enseñar a otros, eso te ayudará a reforzar lo aprendido, en resumen busca la manera pero ¡fortalécete en el Señor!

También puedes leer libros con temáticas apegadas a La Palabra de Dios, los hay de muchos temas que edifican, en lo personal prefiero los audiolibros, también puedes escuchar predicaciones de otras iglesias, hay muchas predicaciones de doctrina sana, con esto crecerás y también desarrollarás discernimiento. Algo en lo que estoy trabajando últimamente es reemplazar mi pasatiempo de ver películas por mensajes grabados de varios predicadores, en YouTube encuentras mucho material valioso.

En mis inicios tuve la oportunidad de escuchar más de 15 estudios verso a verso de libros  completos de la Biblia, que me han ayudado a reforzar lo que voy leyendo en mi Biblia y lo que vamos estudiando en los diversos talleres que se me han impartido en nuestra congregación. Este hábito necesito reforzarlo.

 

2. Los tiempos de paz no son necesariamente tiempos de descanso, construye tus defensas

Vamos a leer en (2Crónicas.14:1-4) Durmió Abías con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar su hijo Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años. 2 E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. 3 Porque quitó los altares del cultoextraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de Asera; 4 y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos.

(2Crónicas.14:6-7) Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz. 7 Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados.

En este pasaje, vemos como Asa, rey de Judá, durante los primeros diez años de su reinado estaba gozando de los beneficios de obedecer los mandamientos y principios de Dios, es decir, estaba en paz con Dios y con sus vecinos. Nadie le estaba haciendo la guerra en ese tiempo.

Lo que queremos resaltar es el cómo aprovecho Asa esos tiempos de paz, ya que identificó claramente que no eran tiempos para descansar, sino que se preparó para los momentos difíciles que iban a venirle después. Es decir, uso ese tiempo para construir sus defensas, ya que
tratar de prepararlas estando en plena guerra hubiera sido demasiado tarde.

En este punto imaginemos a un jugador de tenis que sabe que va a participar en un torneo, sabe que “enfrentará una batalla” y que tiene un tiempo definido para prepararse, es decir, antes goza de un tiempo de paz. Este jugador tiene ciertas habilidades desarrolladas, pero debe formar hábitos que lo prepararán para el torneo, es decir, “que lo prepararán para la batalla”.

En el tenis hay muchos puntos que deben dominarse, posición de listo, saque o servicio, golpe de derecha, golpe de revés, volea de derecha, volea de revés, entre otros. Y todos estos puntos tienen en común que se perfeccionan mediante la práctica, en el tiempo de entrenamiento, es decir, en el tiempo previo al inicio de la siguiente batalla.

Lo mismo pasa en nuestra vida espiritual, siempre habrá tiempos de paz antes de la siguiente batalla y no son tiempos para descansar. Sino que por el contrario debemos trabajar duro formando hábitos como enriquecer nuestros tiempos devocionales, lectura y estudio de La
Palabra de Dios, congregarte, desarrollar tiempos poderosos de oración, reforzar nuestra confianza y dependencia de Dios pidiéndole ayuda en este proceso. La película de “War Room” me ayudó a ver un área de oportunidad enorme en mis tiempos de oración y aún sigo trabajando en esto.

Así mismo para nosotros es demasiado difícil soportar el ataque espiritual a menos que hayamos preparado nuestra defensa de antemano. (Ver el material del Taller de Guerra Espiritual, donde se abordan los 6 frentes de la guerra espiritual, que son: tu tiempo de oración, tu carácter, la gestión de tus pensamientos, tu conocimiento de Dios, tu santidad-obediencia, tu ministerio).

Por ejemplo, debemos decidir cómo reaccionaremos ante una tentación, es importante trabajar en esto antes de que venga sobre nosotros el calor de la tentación que nos impida ver con claridad, por ejemplo, alguien me recomendó, si has usado tus dispositivos electrónicos para ver imágenes inapropiadas pues no te lo lleves a tu cuarto a la hora de dormir y será menor la tentación.

O en otra ocasión, hace algunos años, escuché a un hermano de otra congregación preguntar ¿cómo le hago para no caer en la bebida?, es que me tomo unas cervezas muy seguido, y la respuesta de otro brother fue muy simple y sencilla, le dijo, pues no te las compres. Es algo tan simple, sin embargo, son hábitos que demuestran nuestra verdadera intención de no caer.

Por favor, hermanos, construye tus defensas antes de la batalla, ¡trabaja duro antes que Satanás y su tentación te ataquen!

Creo que lo último que espera Dios de nosotros es que nos “tiremos a la hamaca” cuando estamos en esos tiempos de paz y tranquilidad.

3. Ahora vemos ¿qué pasa cuando no aprovechamos bien los tiempos de paz?

Veamos ahora el caso de David con Betsabé. (2Samuel11:1-4) Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.

2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. 3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquélla es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. 4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.

(2Samuel.11:26-27) Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido. 27 Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Más esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.

Cuando perdemos de vista que siempre debemos ocuparnos en algo productivo para Dios, ocuparnos en las cosas eternas, Satanás empieza a darnos algo que hacer y siempre que el enemigo logra entrar en nuestras mentes y nuestros corazones los resultados son desagradables
al Señor.

En este caso que acabamos de leer es evidente como David no supo canalizar esos tiempos de paz, ya que él no había ido con los reyes a la guerra. En cambio, se quedó en la ciudad y su problema fue que no supo valorar el tiempo que tenía disponible para hacer algo de provecho, sino por el contrario, se paseaba sin hacer nada y cayó en la primera tentación que el enemigo le puso. Después fue más allá y no descanso hasta quedarse con la mujer ajena, ordenando la muerte de un hombre que peleaba la guerra por Israel. Finalmente, su pecado fue expuesto, el profeta Natán lo confrontó y fue castigado y las consecuencias de su pecado afectaron a muchos
otros. (2Samuel.11:17, 12:11, 12:14)

Todo esto pasó a partir de un tiempo de paz que Dios había enviado a David. Seamos sabios y entendidos para actuar oportuna y correctamente por nuestro bien, el bien de nuestras familias y por el bien de nuestros hermanos en la fe.

Pidamos a Dios que nos guíe a cada paso para no ser esos hombres y mujeres necios que pierden el tiempo y por el contrario que nos dé Su gracia y Su favor para hacer siempre lo bueno delante de Sus ojos, recordando siempre que hay una siguiente batalla y nuestra responsabilidad es estar listos para luchar en el nombre de Jesús.

4. Tiempos de paz para edificación de la iglesia

 
(Hechos.9:31) Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.

Esto también lo vemos en el Nuevo Testamento, y en este versículo vemos claramente como
Dios asocia los tiempos de paz con la edificación de la iglesia de Cristo y con el andar en el temor del Señor.

Algo que Dios ha puesto en mi corazón estos últimos años es mantenerme siempre en la lectura de La Palabra, escudriñando las Escrituras, aprendiendo además de mi pastor Albert y de mis hermanos espirituales, (Filipenses.2:13) Él puso en mí “el querer como el hacer”, es decir, puso el someterme a un proceso de discipulado constante y a la obra del Espíritu Santo para ser transformado, crecer espiritualmente y estar listo para compartir con otros lo que he recibido. Recuerdo que, en estos tiempos de paz de mis primeros años, Dios me ayudó y me dio las herramientas para preparar un taller completo de 15 sesiones (que se llama La Resolución Para Hombres) dirigido a varones con los principios bíblicos para desarrollar el rol de esposo y padre de familia. Y aunque aún no me he casado Dios me usó para aprender de este tema y edificar a otros hermanos. Este taller se encuentra en la página de MinasChurch, en la sección de Series.

Y para la gloria de Dios después de más de seis meses entre la preparación del material y los cuatro meses que nos llevó impartir las quince sesiones puedo decir que fue una bendición para varios de mis hermanos en la fe e incluso para algunos “no creyentes” que fueron expuestos a La Palabra de Dios por medio de ese taller y también puedo dar gracias por lo aprendido.

Creo que, como en las iglesias de los primeros siglos, muchas veces estamos en tiempos de paz y que los debemos usar para edificarnos mutuamente, desarrollando los dones espirituales que Dios nos dio a cada uno de nosotros y sirviendo a nuestros hermanos compartiendo lo aprendido.

Jorge Leal