Por el testimonio que Dios nos dejó en su Palabra. La Biblia no es un libro de fábulas, sino uno que muestra su veracidad por sus características:
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La integridad de texto:
De ningún texto antiguo se tiene tantas copias, tan cercanas a los originales y tan confiables. Es cierto, hay variantes en las copias, pero ninguna de las 50 variantes significativas que hay altera algún artículo de fe o precepto de deber que no esté abundantemente respaldado por otros pasajes de los cuales no hay duda.
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Históricamente fiable:
No son mitos, ni fábulas, ni novelas, sino relatos históricos repletos de detalles, fechas, lugares, nombres, etc., corroborados aún por evidencia extrabíblica. El relato del evangelio, por ejemplo, era de testigos presenciales y de eventos contemporáneos que la gente fácilmente hubiera podido refutar si no fueran ciertos.
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Corroborada por la arqueología:
“Mis investigaciones arqueológicas jamás he encontrado un artefacto de antigüedad que contradiga alguna de las declaraciones bíblicas” —Nelson Glueck. Y es que la arqueología, lejos de refutar el texto bíblico, lo confirma y lo esclarece. Ha servido para terminar cuestionamientos de escépticos. La evidencia es tan abrumadora que se escriben libros nuevos cada año para mantener la arqueología bíblica al día con tanto descubrimiento. Arqueólogos escépticos se han convertido por esta evidencia.
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Científicamente exacta:
La Biblia contrario a otros libros religiosos tiene revelaciones y aseveraciones que concuerdan con el conocimiento científico más avanzado de nuestros días, tales como: el hecho que el universo tuvo un comienzo, la primera y segunda ley de termodinámica, la tierra es de forma redonda y está suspendida en el vacío, leyes de sanitización, etc.
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Unidad de contenido:
Aunque fue escrita en un período de 1600 años, por más de 40 autores, de diferentes clases sociales, en tres continentes, en tres idiomas, la Biblia tiene unidad temática, interdependencia entre los diferentes libros, no tiene contradicciones, y maneja tópicos controversiales con tal armonía y continuidad que resulta un verdadero milagro.
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Profecía cumplida:
Como ningún otro libro, la Biblia puede presumir de tener en sus páginas profecías sobre pueblos, reinos, eventos y personas cumplidas con asombrosa precisión. Para darte una idea: La traducción al griego del Antiguo Testamento se realizó por lo menos 200 años antes del nacimiento de Jesús, y él con su vida y ministerio cumplió más de 300 profecías halladas en él. El libro de Daniel, incluso profetizó el día exacto en el aparecería el Mesías, y ¡Jesús lo cumplió!
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Códigos escondidos en el texto:
La Biblia contiene impresionantes códigos, el más famoso: el salto de letras equidistantes. Lo asombroso del código no es solo encontrar la formación de palabras, o que estas tengan relacionadas entre sí, sino que también tengan relación con el texto principal, y que hablen de eventos futuros siglos o milenios después. El pasaje de Isaías 53, por ejemplo, que habla de la pasión Jesús, tiene en código los personajes que participaron en dicho evento.
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Su supervivencia:
La Biblia presume de su supervivencia a través del tiempo, a pesar de los materiales perecibles, sin perjudicar su estilo o confiabilidad o existencia. Su supervivencia a través de la persecución a pesar de ser el libro más atacado en la historia. Su supervivencia a la crítica, al escepticismo, a la incredulidad gracias a descubrimientos arqueológicos, biográficos o de análisis competente. Si este libro no hubiese sido el libro de Dios, hace tiempo que los hombres lo hubieran destruido.
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Vidas cambiadas
Ningún otro libro ha rehabilitado a tantas personas de adicciones y comportamientos destructivos. Ha cambiado y sigue cambiando las vidas de millones de personas que en sus páginas han encontrado consuelo, esperanza, guía para sus vidas y vida eterna.
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Su unicidad:
Es el libro más leído, más traducido, más impreso, más citado, más estudiado, y por el que más gente ha dado su vida. Fue el primer libro traducido, el primer libro impreso. Ha inspirado poemas, canciones, novelas, historias, películas y aún el sistema político que respeta nuestro derechos y libertades. Ha sido el motor de reformas religiosas, políticas, y sociales y científicas.
Ninguna otra religión, creencia o sistema ideológico tienen como fundamento un libro con credenciales que iguale, ni remotamente, a las de la Biblia.
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