Los 7 frutos

  1. Dios nos creó para generar valor

    1. Cuanto más crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo; pero los que no llegan a desarrollarse de esta forma son cortos de vista o ciegos y olvidan que fueron limpiados de sus pecados pasados. (2Pe.1:8-9)
    2. Cuando la tierra se empapa de la lluvia que cae y produce una buena cosecha para el agricultor, recibe la bendición de Dios. En cambio, el campo que produce espinos y cardos no sirve para nada. El agricultor no tardará en maldecirlo y quemarlo. (He.6:7-8)
    3. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. (2Ti.2:21)
    4. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, entonces todas estas cosas les serán añadidas. (Mt.6:33)
      1. Jesús nos enseña a buscar el reino de Dios, es decir, la voluntad de Dios, la tarea de Dios que se me ha asignado, y por consecuencias viene la provisión (Mt.6:33)
  2. Los 7 frutos que él espera de nosotros

    1. Devoción por Dios

      El amor y deseo por Dios expresado en la búsqueda de encuentros íntimos (devocional), alabanza y adoración, y en el vivir para él. Es el primer fruto del cual depende todo lo demás.

      1. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. (1Jn.4:19)
      2. »Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. (Ap.2:4),
      3. Jesús le respondió: «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” 38 Éste es el primero y más importante mandamiento. (Mt.22:37)
      4. A mi corazón le pides buscar tu rostro, y yo, Señor, tu rostro busco. (Sal.27:8)
      5. Les anunciamos lo que hemos visto y oído, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. (1Jn.1:3)
      6. Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. (He.13:15)
      7. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí…El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. (Jn.15:4,6)
    2. Trabajo evangelista-misionero

      El Señor nos dejó aquí con un propósito evangelístico-misionero, es decir, para testificar al mundo de la salvación que hay en Cristo y traer a él al mayor número de gente posible (Mt.28:19-20; Hch.1:8, Mr.16:15). Dios espera que nos veamos involucrados de alguna forma en estos esfuerzos evangelísticos (orando, yendo, dando, u organizando)

      1. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. (Mt.28:19-20)
      2.  Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, hasta en los confines de la tierra. (Hch.1:8)
      3. Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos. (Mr.16:15)
      4.  Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien predique? 15 ¿Y cómo predicarán sin ser enviados? Así está escrito: «¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian las buenas noticias!». (Ro.10:14-15)
      5. Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él. 19 Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!». 21 Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo. (2Co.5:18-21)
    3. Obediencia

      Comportamiento externo que se alinea a la ley de Cristo (o también conocido como ley de libertad o ley del Espíritu: He.7:12; 1Co.9:21, Ga.6:2; Ro.8:2; Stg.2:12; Ro.7:6)

      1. »Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. (Jn.14:15)
      2. ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. (Jn.14:21)
      3. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. (Jn.15:10)
      4. Sabemos que hemos llegado a conocer a Dios si obedecemos sus mandamientos. (1Jn.2:3)
      5. Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que les escribo son mandamientos del Señor (1Co.14:37)
    4. Madurez

      Cambio interno (mentalidad, actitudes, motivaciones, deseos) que produce el carácter de Cristo o el fruto del Espíritu.

      1. En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, (Ga.5:22)
      2. Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios; si poseo todo conocimiento, si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, si entrego mi cuerpo para tener de qué presumir, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni presumido ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1Co.13:1-7)
      3. Si ustedes son sabios y entienden los caminos de Dios, demuéstrenlo viviendo una vida honesta y haciendo buenas acciones con la humildad que proviene de la sabiduría; 14 pero si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón, no encubran la verdad con jactancias y mentiras. 15 Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y demoníacas. 16 Pues, donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad. (Stg.3:13-16)
      4. Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como a espirituales, sino como a inmaduros, apenas niños en Cristo. Les di leche porque no podían asimilar alimento sólido, ni pueden todavía, pues aún son inmaduros. Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no serán inmaduros? ¿Acaso no se están comportando según criterios meramente humanos? Cuando uno afirma: «Yo sigo a Pablo», y otro: «Yo sigo a Apolos», ¿no es porque están actuando con criterios humanos? (1Co.3:1-3)
    5. Servicio a la iglesia

      La iglesia local y universal requiere de los dones y recursos que Dios ha dado a los creyentes para su edificación.

      1. Cuando terminaron de comer, Jesús le dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?» Le respondió: «Sí, Señor; tú sabes que te quiero.» Él le dijo: «Apacienta mis corderos.» 16 Volvió a decirle por segunda vez: «Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?» Pedro le respondió: «Sí, Señor; tú sabes que te quiero.» Le dijo: «Pastorea mis ovejas.» 17 Y la tercera vez le dijo: «Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres?» Pedro se entristeció de que la tercera vez le dijera «¿Me quieres?», y le respondió: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas. (Jn.21:15-17)
      2. Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás. A unos Dios da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento; a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; 10 a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas. 11 Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina. 12 De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo. 13 Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o no, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. 14 Ahora bien, el cuerpo no consta de un solo miembro, sino de muchos. 15 Si el pie dijera: «Como no soy mano, no soy del cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. 16 Y si la oreja dijera: «Como no soy ojo, no soy del cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo el cuerpo fuera oído, ¿qué sería del olfato? 18 En realidad, Dios colocó cada miembro del cuerpo como mejor le pareció. 19 Si todos ellos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? 20 Lo cierto es que hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo. 21 El ojo no puede decirle a la mano: «No te necesito». Ni puede la cabeza decirles a los pies: «No los necesito». 22 Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles son indispensables, 23 y a los que nos parecen menos honrosos los tratamos con honra especial. Además, se trata con especial modestia a los miembros que nos parecen menos presentables, 24 mientras que los más presentables no requieren trato especial. Así Dios ha dispuesto los miembros de nuestro cuerpo, dando mayor honra a los que menos tenían, 25 a fin de que no haya división en el cuerpo, sino que sus miembros se preocupen por igual unos por otros. 26 Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él. 27 Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es miembro de ese cuerpo. 28 En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego los que hacen milagros; después los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los que hablan en diversas lenguas. 29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? 30 ¿Tienen todos dones para sanar enfermos? ¿Hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos? 31 Ustedes, por su parte, ambicionen los mejores dones. (1Co.12:4-31)
      3. Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene una función específica, el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros. Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes para hacer bien determinadas cosas. Por lo tanto, si Dios te dio la capacidad de profetizar, habla con toda la fe que Dios te haya concedido. Si tu don es servir a otros, sírvelos bien. Si eres maestro, enseña bien. Si tu don consiste en animar a otros, anímalos. Si tu don es dar, hazlo con generosidad. Si Dios te ha dado la capacidad de liderar, toma la responsabilidad en serio. Y si tienes el don de mostrar bondad a otros, hazlo con gusto. (Ro.12:4-8)
      4. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo (Ef.4:12-14)
      5. Él hace que todo el cuerpo encaje perfectamente. Y cada parte, al cumplir con su función específica, ayuda a que las demás se desarrollen, y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor. (Ef.4:16)
      6. Por eso ustedes, que desean dones espirituales, procuren que estos abunden para la edificación de la iglesia. (1Co.14:12)
      7. ¿Qué concluimos, hermanos? Que, cuando se reúnan, cada uno puede tener un salmo, una enseñanza, una revelación, un mensaje en lenguas o una interpretación. Todo esto debe hacerse para la edificación de la iglesia. (1Co.14:26)
      8. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos y en especial a los de la familia de la fe. (Ga.6:10)
    6. Buenas obras

      El Señor no solo quiere que sirvamos a la iglesia, sino que llevemos a cabo las obras de servicio que él nos haya encomendado hacer en las diferentes áreas de la sociedad donde él nos haya puesto: familia, empresa, educación, política, medios de comunicación, etc.

      1. »Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse. 15 Tampoco se enciende una lámpara para cubrirla con una vasija. Por el contrario, se pone en el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa. 16 Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos. (Mt.5:14-16)
      2. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica. (Ef.2:10)
      3. Las autoridades están al servicio de Dios para tu bien; pero si estás haciendo algo malo, por supuesto que deberías tener miedo, porque ellas tienen poder para castigarte. Están al servicio de Dios para cumplir el propósito específico de castigar a los que hacen lo malo. (Ro.13:4)
      4. Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido. 17 Y todo lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él. 18 Esposas, sujétese cada una a su esposo como corresponde a quienes pertenecen al Señor. 19 Maridos, ame cada uno a su esposa y nunca la trate con aspereza. 20 Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque eso agrada al Señor. 21 Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desanimen. 22 Esclavos, obedezcan en todo a sus amos terrenales. Traten de agradarlos todo el tiempo, no solo cuando ellos los observan. Sírvanlos con sinceridad debido al temor reverente que ustedes tienen al Señor. 23 Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente. (Col.3:16-23)
    7. Trabajo evangelista-misionero

      El Señor nos dejó aquí con un propósito evangelístico-misionero, es decir, para testificar al mundo de la salvación que hay en Cristo y traer a él al mayor número de gente posible (Mt.28:19-20; Hch.1:8, Mr.16:15). Dios espera que nos veamos involucrados de alguna forma en estos esfuerzos evangelísticos (orando, yendo, dando, u organizando)

      1. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. (Mt.28:19-20)
      2.  Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, hasta en los confines de la tierra. (Hch.1:8)
      3. Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos. (Mr.16:15)
      4.  Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien predique? 15 ¿Y cómo predicarán sin ser enviados? Así está escrito: «¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian las buenas noticias!». (Ro.10:14-15)
      5. Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él. 19 Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!». 21 Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo. (2Co.5:18-21)
    8. Generosidad:

      Dios espera el fruto de la generosidad en nuestras vidas, es decir, que demos de nuestros recursos para avanzar la obra de Dios (pago de obreros, costos operativos, etc.) y los que pasan necesidad.

      1. Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”». (Hch.20:35)
      2. Enséñales a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni que confíen en su dinero, el cual es tan inestable. Deberían depositar su confianza en Dios, quien nos da en abundancia todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos. 18 Diles que usen su dinero para hacer el bien. Deberían ser ricos en buenas acciones, generosos con los que pasan necesidad y estar siempre dispuestos a compartir con otros. 19 De esa manera, al hacer esto, acumularán su tesoro como un buen fundamento para el futuro, a fin de poder experimentar lo que es la vida verdadera. (1Ti.6:17-19)
      3. Apresúrate también a poner en camino a Zenas, el intérprete de la ley, y a Apolos, y ayúdalos para que nada les falte. 14 Y que aprendan también los nuestros a ocuparse en las buenas obras para los casos de necesidad, para que no se queden sin dar fruto. (Tit.3:13-14)
      4. Diles que usen su dinero para hacer el bien. Deberían ser ricos en buenas acciones, generosos con los que pasan necesidad y estar siempre dispuestos a compartir con otros. 19 De esa manera, al hacer esto, acumularán su tesoro como un buen fundamento para el futuro, a fin de poder experimentar lo que es la vida verdadera. (1Ti.6:18-19)
      5. Estas iglesias están siendo probadas con muchas aflicciones y además son muy pobres; pero a la vez rebosan de abundante alegría, la cual se desbordó en gran generosidad. Pues puedo dar fe de que dieron no solo lo que podían, sino aún mucho más. Y lo hicieron por voluntad propia. (2Co.8:2-3)
  3. Hay un orden en el fruto

    1. Primero el fruto de la devoción por Dios tiene que darse pues es el motor que jala el resto de los frutos
    2. El trabajo evangelístico suele ser uno de los primeros frutos: el entusiasmo por compartir lo que uno a encontrado, se comparte y difunde entre otros familiares
    3. El fruto de la obediencia es típicamente es también uno de los primeros frutos, como no requiere grandes cambios internos, se da con mucha facilidad
    4. El fruto de la madurez, es el que toma tiempo y se desarrolla por medio de las pruebas, tribulaciones y al cambiar nuestra mentalidad, actitud, motivación y deseos.
    5. La madurez que te califica para la obra del ministerio (aunque uno puede realizar servicios en la iglesia que no requieran grandes calificaciones espirituales, el servicio dentro del cuerpo de Cristo que tiene preparado para ti, lo requiere).
    6. Las buenas obras en el resto de las áreas de servicio donde Dios nos pone se dan cuando empezamos a trabajar para él y no para el hombre o para el dinero o para nuestra vanagloria.
    7. La generosidad, se da hasta que uno se vuelve económicamente activo en un trabajo que provea para las necesidades personales y las de otros.
  4. En esto es glorificado Dios

    1. En esto es glorificado mi Padre: en que lleven mucho fruto, y sean así mis discípulos. (Jn.15:8)
    2. Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, los harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo y evitarán que sean inútiles e improductivos. En cambio, el que no las tiene es tan corto de vista que ya ni ve y se olvida de que ha sido purificado de sus antiguos pecados. 10 Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás 11 y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. (2Pe.1:5-10)

Alberto Vazquez Botello