Tiempos de paz

Youtube: https://youtu.be/opG3j4aqmBU

  • Tiempos de paz

Si bien es cierto que estamos inmersos en una guerra espiritual, es importante que reconozcamos que entre una batalla y otra también hay tiempos de paz que Dios envía y es crucial que sepamos aprovecharlos al máximo.

Comencemos con los siguientes versículos (Eclesiastés.3:1-8) Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

Dios enseña que para todo hay un tiempo oportuno y que en nuestro caminar diario habrá tiempos de guerra y tiempos de paz. Además ser oportuno es importante. De hecho, todas las experiencias y actividades que acabamos de enumerar son oportunas en determinado momento de nuestras vidas. Uno de los secretos para estar en paz con Dios es descubrir, aceptar y apreciar el momento de Dios  para cada cosa.

Por el contrario, si cometemos el error de dudar o de resentirnos por el sentido de oportunidad de Dios esto nos puede conducir a la desesperación, a la rebelión o hasta seguir adelante con nuestros proyectos sin contar con Su consejo y aprobación.

¿Te ha pasado que en ocasiones deseas hacer algo pero las cosas no fluyen? O ¿has te has resentido con Dios cuando te ordena hacer algo que se contrapone a tus deseos / proyectos? ¿Te aferras a tus planes aunque parezca que Dios no los aprueba? Apreciar los momentos de Dios para cada actividad es crucial.

Ahora revisemos algunos pasajes donde Dios nos enseña cómo podemos identificar y usar esos tiempos de paz y sacar el mayor provecho para nuestro crecimiento y la edificación del cuerpo de Cristo.

 

  • Tiempos de paz para fortalecernos en el Señor

Hay un aprendizaje  que me ha impactado mucho y que Dios ha venido trabajando en mi caminar cristiano, y es este: una vez que empezamos a experimentar victorias, es decir, a estar conscientes de la mano de Dios obrando en nuestras vidas, es cuando más deberíamos estar comprometidos a continuar luchando, a hacer Su obra, creciendo espiritualmente y fortaleciéndonos para estar listos para la siguiente batalla.

Esto lo vemos en (1Reyes.20:20-22, 26) El contexto es: Ben-adad, rey Siria se dispuso a pelear contra Acab, octavo y el más malvado rey de Israel, que además era un gran estratega militar. Ben-adad le envío mensajeros para que le dijeran a Acab los términos de la rendición, y después de consultar a los ancianos del pueblo, Acab respondió que no aceptada los términos de paz y por lo tanto, se fueron a la guerra, aunque Dios envío a un profeta (Elías) para decir a Acab que tendría la victoria.

20 Y mató cada uno al que venía contra él; y huyeron los sirios, siguiéndoles los de Israel. Y el rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería. 21 Y salió el rey de Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros, y deshizo a los sirios causándoles gran estrago.

22 Vino luego el profeta al rey de Israel y le dijo: Ve, fortalécete, y considera y mira lo que hagas; porque pasado un año, el rey de Siria vendrá contra ti.

26 Pasado un año, Ben-adad pasó revista al ejército de los sirios, y vino a Afec para pelear contra Israel. 

Recuerdo que cuando recién recibí la gracia de la salvación, empezó una batalla muy intensa en mi entorno familiar, propiamente una confrontación con mi hermano mayor que no aceptó mi conversión al cristianismo. Los primeros meses fueron los más difíciles ya que para mí era muy difícil aceptar que mi hermano, a quién yo amo, quería romper relaciones y toda comunicación conmigo. Para mí era obvio que Satanás estaba saboteando mi nueva comunión con Dios, es decir sabía que estaba en plena batalla y que el enemigo quería que yo volviera a darle la espalda a Dios.

También recuerdo que lo primero que hizo mi hermano es que siendo mi socio en el despacho, decidió dejar nuestra sociedad. Hasta ahí me parecía algo natural y lo más conveniente en el plano profesional. Después, pasado un año, se vino un tiempo más complicado ya que algunos de nuestros acuerdos de esa “separación comercial” no fueron respetados y yo veía como Satanás buscaba desanimarme.

Tiempo más adelante yo empezaba a preocuparme también por mis padres ya que los veía desanimados por la situación entre mi hermano y yo. Pasados algunos meses Dios me ayudó trayendo la perspectiva correcta de las cosas y dándome confianza de que Él está en control y de que a Su tiempo Él hará la obra de restauración en mi familia.

Hoy la relación con mi hermano aún no se restablece, sin embargo, Dios me salvó y me dio fuerzas para no desfallecer ni rechazar el regalo de salvación que nuestro Señor me había ya dado. Esta ha sido para mí una victoria de Dios y después de esa batalla he estado viviendo tiempos de paz que nunca antes había experimentado, mi relación con Dios se ha fortalecido, con mi familia espiritual ha sucedido lo mismo, mis relaciones familiares han mejorado mucho, con mis padres y el resto de mis hermanos, Dios me ha respaldado enormemente en el área profesional, ha traído provisión económica para proyectos que antes eran imposibles para mí, en resumen, me ha dado tiempos de paz y tranquilidad.

Es decir, he identificado estos tiempos de paz que vienen después de una gran victoria y ahora sé que Dios los usa para darnos oportunidad de recuperar fuerzas aprovechando bien el tiempo, y es precisamente lo que estoy haciendo con la ayuda de Dios. Aunque aún tengo muchas áreas de oportunidad creo que Dios ha estado haciendo esto conmigo y también desea hacerlo en ti, usando tus tiempos de paz.

¿Cuáles han sido tus mayores victorias de la mano de Dios? ¿Qué haces después de la batalla? ¿Puedes identificar tiempos de paz que Dios te haya enviado? ¿Qué cosas harías para fortalecerte?

Veamos ahora lo que nos dice Dios en (Efesios.5:15-17) Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

(Efesios.6:10) Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.

Es muy importante que seamos sabios y aprovechemos bien el tiempo. En estos tiempos de paz, aprende más acerca de la voluntad de Dios, lee tu Biblia, si ya la leíste toda, léela en una versión de lenguaje más contemporáneo, y pide a Dios en oración a que te revele más acerca de Su carácter y Su voluntad, te aseguro que vas a aprender  nuevas cosas,  asiste a estudios bíblicos semanales, si no puedes asistir puedes utilizar los recursos en línea, empieza a enseñar a otros, eso te ayudará a reforzar lo aprendido, en resumen busca la manera pero  ¡fortalécete!

También puedes leer libros cristianos, los hay de muchas temáticas que edifican, sigo desarrollando este hábito poco a poco,  también escucha predicaciones, muchas predicaciones de doctrina sana, con esto crecerás y  desarrollarás discernimiento.  Algo que estoy haciendo últimamente es reemplazar mi pasatiempo de ver películas por mensajes grabados de varios predicadores, en YouTube encuentras mucho material valioso.

Recuerdo que en este tiempo he tenido la oportunidad de escuchar más de 15 estudios verso a verso de libros completos de la Biblia, que me han ayudado a reforzar lo que voy leyendo en mi Biblia y lo que vamos estudiando en los diversos talleres que se me han impartido en nuestra congregación.

 

  • Los tiempos de paz no son necesariamente tiempos de descanso, construye tus defensas

Vamos a leer en (2Crónicas.14:1-4) Durmió Abías con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar su hijo Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años. 2 E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. 3 Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de Asera; 4 y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos.

 

(2Crónicas.14:6-7) Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz. 7 Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados.

En este pasaje, vemos como Asa, rey de Judá, quién fue parte de la genealogía de Cristo según (Mateo.1:7) durante los primeros diez años de su reinado estaba gozando de los beneficios de obedecer los mandamientos y principios de Dios, es decir, estaba en paz con Dios y con sus vecinos. Nadie le estaba haciendo la guerra en ese tiempo.

Lo que queremos resaltar es el cómo aprovecho Asa esos tiempos de paz, ya que identificó claramente que no eran tiempos para descansar sino que se preparó para los momentos difíciles que iban a venirle después. Es decir, uso ese tiempo para construir sus defensas, ya que prepararlas estando en plena guerra hubiera sido demasiado tarde.

En este punto imaginemos a un jugador de tenis que sabe que va a participar en un torneo, sabe que “enfrentará una batalla” y que tiene un tiempo definido para prepararse, es decir, antes goza de un tiempo de paz. Este jugador tiene ciertas habilidades desarrolladas pero debe formar hábitos que lo prepararán para el torneo, es decir,  “lo prepararán para la batalla”.

En el tenis hay muchos puntos que deben dominarse, posición de listo, saque o servicio, golpe de derecha, golpe de revés, volea de derecha, volea de revés, entre otros. Y  todos estos puntos tienen en común que se perfeccionan mediante la práctica, usando las repeticiones, cientos de repeticiones para perfeccionarlos y que se formen los hábitos necesarios hasta realizarlos de manera natural.  

Lo mismo pasa en nuestra vida espiritual, siempre habrá tiempos de paz antes de la siguiente batalla y no son tiempos para descansar. Sino que por el contrario debemos trabajar duro formando hábitos como enriquecer nuestros tiempos devocionales, lectura y estudio de La Palabra de Dios, congregarte, desarrollar tiempos poderosos de oración, reforzar nuestra confianza y dependencia de Dios pidiéndole ayuda en este proceso. La película de “War Room” me ayudó a ver un área de oportunidad enorme en mis tiempos de oración y ya estoy trabajando en esto.

Así mismo para nosotros es demasiado difícil soportar el ataque espiritual a menos que hayamos preparado nuestra defensa de antemano. (Ver el material de la sesión Guerra Espiritual). Por ejemplo debemos decidir cómo reaccionaremos ante una tentación, antes de que venga sobre nosotros el calor de la tentación que nos impida ver con claridad.

Por favor hermanos, construye tus defensas antes de la batalla, ¡trabaja duro antes que Satanás y su tentación te ataque!

Creo que lo último que espera Dios de nosotros es que nos “tiremos a la hamaca” cuando estamos en esos tiempos de paz y tranquilidad.

 

  • ¿Qué pasa cuando no aprovechamos bien los tiempos de paz?

Veamos ahora el caso de David con Betsabé. (2Samuel11:1-4) Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.

2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. 3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquélla es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. 4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. 

(2Samuel.11:26-27)  Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido. 27 Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Más esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.

Cuando perdemos de vista que siempre debemos ocuparnos en algo productivo para Dios, en las cosas eternas, Satanás empieza a darnos algo que hacer y siempre que el enemigo logra entrar en nuestras mentes y nuestros corazones los resultados son desagradables al Señor.

En este caso que acabamos de leer es evidente como David no supo canalizar esos tiempos de paz, ya que él no había ido con los reyes a la guerra. En cambio se quedó en la ciudad y su problema fue que no supo valorar el tiempo que tenía disponible para hacer algo de provecho, sino por el contrario, se paseaba sin hacer nada y cayó en la primera tentación que el enemigo le puso. Después fue más allá y no descanso hasta quedarse con la mujer ajena, ordenando la muerte de un hombre que peleaba la guerra por Israel. Finalmente su pecado fue expuesto, el profeta Natán lo confrontó y fue castigado y las consecuencias de su pecado afectaron a muchos otros. (2Samuel.11:17, 12:11, 12:14)

Todo esto pasó a partir de un tiempo de paz que Dios había enviado a David. Seamos sabios y entendidos para actuar oportuna y correctamente por nuestro bien y el de nuestras familias.

Pidamos a Dios que nos guíe a cada paso para no ser esos hombres y mujeres necios que pierden el tiempo y por el contrario que nos dé Su gracia y Su favor para hacer siempre lo bueno delante de Sus ojos, recordando siempre que hay una siguiente batalla y nuestra responsabilidad es estar listos para luchar en el nombre de Jesús.

 

  • Tiempos de paz para edificación de la iglesia

 (Hechos.9:31) Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.

Esto también lo vemos en el Nuevo Testamento. En este versículo vemos claramente como Dios asocia los tiempos de paz con la edificación de la iglesia de Cristo y con el andar en el temor del Señor.

Algo que Dios ha puesto en mi corazón estos últimos dos años y medio es mantenerme siempre en la lectura de La Palabra, escudriñando las Escrituras, aprendiendo además de mi pastor y de mis hermanos espirituales, (Filipenses.2:13) Él puso en mí “el querer como el hacer”, es decir, puso el someterme a un proceso de discipulado constante y a la obra del Espíritu Santo para crecer espiritualmente y estar listo para compartir con otros lo que he recibido.

Este proceso de discipulado comenzó a la siguiente semana a mi conversión y por la gracia de Dios no ha sido interrumpido. Aunque los primeros meses fueron difíciles, por cuestiones de heridas no sanadas, formación de nuevos hábitos y la batalla que les platicaba hace rato, en todo momento, he recibido el mensaje de Dios de mantenerme fiel.

En mi caso, en este tiempo de paz, Dios me ayudó y me dio las herramientas para preparar un taller completo (La Resolución Para Hombres) dirigido a varones con los principios bíblicos para desarrollar el rol de esposo y padre de familia.

Y para la gloria de Dios después de más de seis meses entre la preparación del material y los cuatro meses que nos llevó impartir las quince sesiones puedo decir que ha sido una gran bendición para varios de mis hermanos e incluso para algunos “aún no creyentes” y puedo dar gracias por lo aprendido.

Creo que, como las iglesias primitivas del capítulo 9 del libro de Hechos, estamos en tiempos de paz y que los debemos usar para edificarnos mutuamente, desarrollando los dones espirituales que Dios nos dio a cada uno de nosotros y sirviendo a nuestros hermanos compartiendo lo aprendido.

 

Por último, debes saber que Dios es el único que puede capacitarte para pelear las batallas, discernir los tiempos de paz que Él te envía y sacarles provecho según Sus planes y esto solamente puede suceder si ya has restaurado tu comunión con Él.

La Biblia dice en (Juan 3:16) “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” 

Si deseas gozar del beneficio de la salvación eterna solamente debes hacer de Jesucristo tu Señor y Salvador personal, confiesa hoy tus pecados y arrepiéntete de tus malos caminos.

Gustavo Martinez Rojas