Taller La Resolución para hombres – Sesión 11 – Promete proveer para tu familia

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“Prometo trabajar con diligencia y proveer para las necesidades de mi familia”

Benditos los que se ganan el pan. (Deuteronomio.28:8) Como hombres deberíamos considerar un honor asumir nuestro rol como principales proveedores de nuestra familia. Es parte de nuestra masculinidad y nuestro llamado como representantes de Dios el Padre, que estableció el trabajo como parte de Su creación y que sigue trabajando (Juan.5:17) como ejemplo que debemos seguir, ya que provee continuamente para nuestras necesidades diarias. (Salmos.104:13)

La palabra padre, entre otras cosas, significa “fuente”. Jesús dijo que cuando necesitáramos algo, deberíamos orar y pedirle a nuestro “Padre que está en los cielos” que nos provea (Mateo.7:11) “Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!”

El Salmo 23, el más famoso capítulo de consuelo en la Biblia, es también un vívido retrato de una pastor amoroso que provee para el rebaño a su cargo: “El Señor es mi pastor, nada me faltará” (Salmo.23:1) A partir de esta frase inicial, el Salmo describe cómo Dios no solo nos provee para nuestras necesidades físicas sino que también nuestras necesidades emocionales y espirituales. “Él restaurará mi alma” (Salmo.23:3)

En definitiva, si tenemos una necesidad legítima, Dios nuestro Padre la suplirá. Aun cuando el camino parece oscuro y difícil, Él está allí, observándonos, cuidándonos y consolándonos.

Con esto en mente, a nosotros como hombres (pastores de nuestras familias), pocas cosas nos hacen sentir tan fuertes y masculinos como saber que nuestra esposa e hijos puedan decir lo mismo de nosotros. Imagina a tus hijos diciendo de ti “Mi papá es mi pastor, nada de lo necesario me falta”

Si bien es cierto que no podemos darle a nuestras familias todo lo que quieren ni todo lo que quisiéramos ofrecerles, por la gracia de Dios, ellos no deberán preocuparse por que sus necesidades sean suplidas a través de nuestro arduo trabajo diario. Imagina a tu esposa diciendo “Mi esposo es un gran proveedor”

Esto puede sonar complicado en economías ajustadas y en épocas malas. Aunque no debemos olvidar que Dios permitirá estas etapas para probar la fe de nuestra familia, y descubrir dónde están puestas nuestras necesidades y nuestra confianza en realidad. Es en estas difíciles etapas donde los padres de familia debemos batallar con nuestras inseguridades, nuestros temores y sentimientos de desesperación para seguir ofreciendo el liderazgo provisional que nuestras familias necesitan, aun al hacer economía y ahorrar. No olvidemos que contamos con la promesa de que “Dios proveerá a todas nuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses.4:19)

Por otro lado, tenemos que tomar en cuenta la siguiente advertencia que aprendemos en La Palabra: “Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo” (1Timoteo.5:8)

Un hombre de hábitos perezosos, puede ser transformado por Dios en un hombre de trabajo fructífero que cambie el curso  de su familia por generaciones. (Deuteronomio.28:12) “El Señor abrirá los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra, y para bendecir todo el trabajo de tus manos. Tú les prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie.”

 Este es el verdadero poder de la provisión divina.

 

Nosotros trabajamos, Dios provee

El trabajo  es algo maravilloso. Aunque parte de las consecuencias de la caída (del pecado) es que el trabajo incluya “penosos trabajos” y “cardos y espinas” y “el sudor de tu frente” (Génesis.3:17-19) NVI, el trabajador diligente es honrado en las Escrituras. No así el perezoso.

  • Proverbios 10:4 RVR1960 “La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.”
  • Efesios 4:28 NVI “El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados.”
  • (2Tesalonicenses.3:7-8)…”El que no quiera trabajar que tampoco coma”

Tomemos en cuenta que cualquier trabajo honesto es preferible para el hombre diligente es preferible que quedarse de brazos cruzados rechazando oportunidades y esperando a que llegue “la oportunidad de su vida”

Como hijos de Dios, podemos estar seguros que si nos mantenemos orando y trabajando diligentemente nuestro Padre Celestial proveerá para nuestras necesidades, Él honrará trabajo, porque es “remunerador de los que le buscan” (Hebreos.11:6) , no olvidemos que Dios es quien nos “da el pan nuestro de cada día”. (Lucas.11:3)

Por otro lado, debemos dejar claro que ésta promesa es sólo para quienes somos Sus hijos, a los que lo rechazan también puede proveerles, de hecho lo hace pero también vemos en las Escrituras que pueden pasar hambre como consecuencia de rechazarlo o de adorar a otros dioses (Deuteronomio.28:15-48; Isaías.8:19-22; 65:12-13). Ésta es una razón más para hablarles del Dios verdadero de la Biblia, (Salmo.50:10-12) del que es dueño de los miles de ganado que hay sobre las colinas y puede saciar el alma del sediento con lo que es bueno. (Salmos.107:9)

Dios es Dios proveedor. (Génesis.22:14) La pregunta del creyente no debe ser si ¿Dios proveerá? Sino ¿de qué forma proveerá el Señor? Él no descuida de ninguna manera su reputación de Fidelidad que mantendrá hasta la eternidad. De hecho la Biblia está llena de historias asombrosas donde Dios ha provisto y muchas veces lo ha hecho hasta el último segundo, y con esto siempre maximiza Su gloria y Su honra como Dios proveedor.

 

La motivación en el trabajo

Es importante considerar que la pereza o el ocio no es el principal problema, de hecho, en nuestra cultura es más bien al revés. La mayoría de los hombres “trabajan duro” de hecho trabajan “muy duro y por demasiado tiempo” porque lo hacen por la motivación incorrecta. A algunos varones tienen un gran miedo de no ser capaces de proveer lo necesario y comienzan a ver el trabajo y el dinero como un dios.

Jesús advirtió a sus seguidores que no permitieran que las preocupaciones de la vida los dominaran. (Mateo.6:34). Una clave de la provisión de Dios es buscar primero el Reino de Dios y Su justicia, después todo lo demás vendrá por añadidura. (Mateo.6:33)

Otro factor que es determinante es que debemos amar a Dios sobre todas las cosas y vivir agradecidos con lo que nos provee a través del trabajo razonable y honesto, sin agradecimiento a Dios jamás estaremos contentos por más que trabajemos y ganemos más y acumulemos. Cuando amamos más al dinero que a Dios jamás estaremos satisfechos. (Eclesiastés.5:10-11)

La resolución de proveer para tu familia va acompañada de otra “aprende a contentarte” con lo que Dios te da. Por lo tanto, “si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con esa estaremos contentos” (1Timoteo.6:8)

La motivación jamás debe ser la codicia sino el amor, que te motiva a recorrer la segunda milla, trabajando “como para el Señor” en todo tiempo (Efesios.6:7) y a usar la provisión divina para bendecir a aquellos que te rodean y aportar a la causa del reino de Dios. De esta forma por más insignificante que sea tu trabajo u oficio siempre resultará satisfactorio.

 

La provisión espiritual y emocional

Otro peligro que los hombres debemos evitar (además de los extremos de pereza y trabajo excesivo) es creer que la provisión económica representa la totalidad de tu responsabilidad como padre y esposo proveedor. Ya que como líder y pastor de tu familia, eres también responsable de proveer alimento espiritual y emocional para tu familia. Recuerda que tus hijos verán a Dios a través de ti.

Debemos asegurarnos de tener tiempo, capacidad mental y margen para proteger las metas espirituales de la familia.

Además de las cuestiones espirituales, proveer las necesidades emocionales de la familia debe ser nuestra prioridad. Evita llegar a tu casa agotado de tanto trabajar ya que en ese momento deberás suplir las necesidades emocionales de tu esposa e hijos. Si estás cansado, impaciente o irritable muy difícilmente estarás en condiciones de conectarte con tu familia y darte el tiempo de conocer sus necesidades y darles una satisfactoria solución. Parte del bienestar emocional de tu familia depende de que converses amablemente y poniendo atención en lo que ellos están viviendo.

Al darte el tiempo de atenderlos personalmente les estás también enseñando las prioridades de la vida. Tus hijos recordarán con mayor gozo no las cosas que hiciste por ellos sino las cosas que hiciste cuando pasabas tiempo junto a ellos.

Si tus prioridades son las mismas que las de Dios, Él podrá favorecerte en el trabajo, bendecirte como tu empleo jamás podrá hacerlo, y estirar el ingreso que consigues.

 

La provisión en la práctica

Si deseas saber qué tan buen proveedor eres, pregúntales a tus hijos, ¿Están satisfechas todas tus necesidades? ¿Qué puedo hacer para cuidarte mejor? ¿Qué te hace sentir más seguro? ¿Sabes que te amo? ¿Sabes que me encargaré de ti siempre, cuando más lo necesites? Esto también aplica para tu matrimonio, si ya estás casado pregúntale a tu esposa.

Debes mostrar agallas para hacerlo, pero es tu deber conocer de primera mano lo que tu familia siente y piensa de ti en relación a tu papel de proveedor. Esto te ayudará a conocer las áreas de oportunidad y a trabajar oportunamente en suplir según lo que te enseña La Palabra de Dios. Una vez que vayas resolviendo esas áreas faltantes verás como Dios obra y ganarás el respeto y reconocimiento de tu familia en ese aspecto.

Si en el pasado has fallado en la provisión para tu familia, no lo niegues, mejor se honesto aceptando el reto de subsanar lo que no has suplido oportunamente, comienza a orar al Padre, trabaja diligentemente y siéntate a ver cómo Dios hace la obra de provisión. Sólo confía en Dios y hazlo.

Incluso debes saber que habrá etapas donde se te dificulte cumplir al 100% con tus responsabilidades pero de la misma forma Dios puede usarlas para probar y desarrollar tu fe, forjar tu carácter, invitarte a que te pongas de rodillas y manifestar Su poder y Su amor dando un giro milagroso y trayendo la provisión que tu familia necesita.

 

¡Decide proveer para los tuyos!

Gustavo Martinez Rojas