Taller La Resolución para hombres – Sesión 9 – Promete pelear por la justicia

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“Prometo enfrentar el mal, luchar por la justicia y amar la misericordia”

 

Toda generación encuentra males que necesitan ser confrontados y encarados. Y cada generación necesita que hombres fuertes se alcen con valor en contra de ellos. Ésta generación, por el bien de las futuras, te necesita a ti. (Eclesiastés.7:29) RVC

Nuestra cultura, y aun muchos cristianos de nuestra cultura, poco a poco se están entumeciendo ante los males que tuercen y confunden nuestros límites morales. El hombre cada vez tolera más y más lo que Dios ha dicho en Su Palabra que debemos odiar y despreciar. (Job.13:16) RVC

Y no solo nos dejamos influenciar por la contaminación moral sino que además muchas veces nos entretenemos con las mismas cosas que deberíamos considerar malvadas y vergonzosas. En vez de condolernos por las enfermedades sociales, nos hemos sumergido en un coma inducido por los medios de comunicación, internet, los deportes, el entretenimiento y completamente ajenos a los problemas reales que deberían captar nuestra atención. (Eclesiastés.10:18)

En lugar de dedicarnos a tareas que transformen la sociedad por generaciones, hemos atestado de tal manera nuestras agendas con trabajo y entretenimiento que no tenemos tiempo para nada más sustancioso ni eterno. (Col.3:2)

¿Cómo podemos producir un impacto de Cristo en nuestra comunidad si no nos tomamos tiempo para ocuparnos de ella? ¿Cómo podríamos esperar influir en la cultura si no tenemos tiempo para enterarnos ni contactarnos con aquellos que sufren bajo sus peores injusticias? (Lucas.5:31)

La Escritura señala tres requisitos que cualquier hombre de resolución debe tomar muy seriamente:

¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios. (Miqueas.6:8) NVI

“Practicar la justicia”, se entiende como: actuar justa y honestamente con los demás, confrontar el mal, intervenir a favor de los débiles y los oprimidos.

“Amar la misericordia”, es algo como, discernir las necesidades físicas y espirituales de los demás y representar a Cristo extendiendo ayuda, compasión y liberación del mal y la injusticia.

“Humillarte ante tu Dios”, es llevar una vida prudente delante de Dios, siendo fieles hacedores de La  Palabra y poniendo en práctica nuestra fe y amor para honrar al Señor de manera activa y constante.

La lucha diaria contra el mal se da cuando el hombre decide amar verdaderamente a Dios y su prójimo, significa salir de la zona de confort, moverse a donde está la necesidad, a un lugar donde deberá confrontar el mal, traer justicia mientras ofrece misericordia.

Los hombres resueltos a ser valientes no rehúyen la lucha. Saben que han sido creados para pelear por lo correcto y están dispuestos a aferrarse a la verdad y así enfrentar la batalla. Aunque esto siempre será difícil. (2Timoteo.4:7)

 

“Prometo enfrentar el mal”

En los tiempos bíblicos vemos ejemplos de hombres que actuaron decididamente en favor de la rectitud, la verdad y la justicia. Tenemos al profeta Natán que confrontó al Rey David sobre su relación adúltera con Betsabé. (2Samuel.12:7-9). Nehemías habló contra quienes se aprovechaban económicamente de otros. (Nehemías.5:6-13) Juan el bautista perdió la cabeza por condenar públicamente el adulterio del Rey Herodes con la esposa de su hermano. (Marcos.6:17-18) Nuestro Señor Jesucristo volteó las mesas de los cambistas y los echó fuera del templo de Dios. (Mateo.21:12-13)

También vemos innumerables ejemplos en la historia moderna de hombres que han luchado contra el mal en nuestras sociedades. William Carey, el llamado padre de las misiones modernas, fue a la India a finales del siglo XVIII a predicar el evangelio y al ser testigo de las atrocidades cometidas contra niñas, las viudas y los enfermos, inició una lucha activa contra esto, haciendo muchos sacrificios personales y ganando muchos enemigos. Sin embargo, eso no lo detuvo y produjo un impacto en la cultura peleando por los derechos de los oprimidos.

John Wesley se opuso activamente a la esclavitud, Charles Finney salvó la vida de muchos esclavos, D.I. Moody abrió hogares para niñas explotadas, Charles Spurgeon construyó hogares para ancianas y huérfanos en Londres. Otros ejemplos son Martín Lutero con la reforma protestante, el parlamentario británico William Wilberforce (Película “Te Amazing Grace”) que trabajo por la abolición de la esclavitud de los hombres de color, Dietrich Bonhoeffer que difundió un mensaje en contra de Adolfo Hitler, la predica la llamó, “Cristo es nuestro Furer” hablando contra la idolatría promovida por Hitler. Otro más es Martin Luther King un bravo guerrero contra la discriminación racial que baso su resistencia en las enseñanzas de Jesús del Sermón del Monte (Mateo.5:1-12) (Lucas.6:20-23).

El común denominador de estos hombres valientes y hermanos cristianos es que hicieron de La Gran Comisión su estilo de vida. (Mateo.28:19-20) Sin, embargo, su evangelismo fue más efectivo porque vivieron y pusieron en práctica lo que predicaron.

Es importante que entender que nuestra confrontación del mal y la búsqueda de la justicia deberían iniciarse en nuestro hogar, trabajo, iglesia y vecindario. Además algo que jamás debemos olvidar es que solamente el hombre que se apoya en Dios y confía en Su Palabra entenderá lo que deberá hacerse y lo hará. (Filipenses.2:13)

 

“Prometo luchar por la justicia”

 

La historia reciente de la iglesia cristiana en los EE.UU. incluye a muchos hombre buenos que no hacen nada. Hombres que han sido creados, llamados y potenciados para ser varones de acción, pero que eligen ser blandos, insensibles y pasivos… hombres que no recuerdan que “aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no  lo hace, le es pecado” (Santiago.4:17). La pasividad es una maldición.

Por el contrario, hubo una época en que ser cristiano significaba representar con audacia y fidelidad a Cristo, aun cuando significara un enorme riesgo o ser impopular. Sin embargo, hoy en día muchos hombres han redefinido el “ser semejante a Cristo” como una conducta “agradable y tranquila”.

Debemos recordar siempre que Cristo era conocido por confrontar a las personas por sus pecados y a veces elevar la voz con enojo justificado, e incluso llamar a las personas con apodos ofensivos (en Mateo.23:27 los llamo sepulcros blanqueados y en Mateo.23:33 los llamo serpientes) para definir su indiferencia y rechazo a Dios y sus mandamientos. Seguir a Cristo es contracultural. (Romanos.12:2) RVC, NTV, NVI

Somos llamados a amar a las personas por las que Cristo murió de la misma forma que Él las ama y llamados también a odiar su pecado y rebeldía hacia Dios así como Él lo aborrece. “Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago.4:4) (Salmos.5:5) (Salmos.11:5) (Proverbios.6:16-19)

Esto debemos hacerlo no solamente cuando sea conveniente sino también cuando resulte costoso e incómodo. No para la aprobación de los demás sino para la afirmación de Dios. (Galatas.1:10) (Hechos.5:29)

Para dejar como legado una sociedad sin injusticia e inmoralidad debemos empezar por nuestro hogar donde establecemos los principios de Dios y pastoreamos a nuestros hijos según estos mismos. Luego seguiremos la batalla en nuestra congregación y en la iglesia de Cristo luchando contra el pecado sin caer en el mito de que es necesario “parecernos al mundo”. De ahí debemos pasar a otras áreas de la sociedad en donde se forman las opiniones públicas y se definen las normas culturales.

Cada vez que fracasemos en esta lucha por la justicia las siguientes generaciones pagarán el alto precio y doloroso precio por ello. Aunque nuestros hijos y nietos evaluarán nuestro desempeño en estas áreas, lo que realmente debe importarnos es: ¿Cómo evaluará el Señor nuestras acciones cuando nos presentemos ante el tribunal de Cristo? (Romanos.14:10-12) (1Corintios.3:12-15) (2Corintios.5:10)

 

“Prometo amar la misericordia”

Una de las principales enseñanzas que Jesús nos enseño es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, ser compasivos y hacer sacrificios por los débiles y necesitados. (Marcos.12:30-31)

Amar a Dios no puede separarse de amar a nuestro prójimo (Mateo.22:34-40). Al responder a un hombre que quiso definir “prójimo” excluyendo a ciertos grupos de personas, Cristo presentó al buen samaritano como modelo de conducta. (Lucas.10:25-37)

(Salmos.82:3-4) NIV “Defiendan la causa del huérfano y del desvalido; al pobre y al oprimido háganles justicia. Salven al menesteroso y al necesitado; líbrenlos de la mano de los impíos. Es hora de que los cristianos nos pongamos de pie y hagamos lo correcto, más allá del costo o del cambio de planes en nuestro estilo de vida. Debemos ser agradecidos con lo que Dios nos da y dar responsablemente a los menos afortunados que nos rodean.

No debemos olvidar lo que el mismo Jesús dijo en (Mateo.25:40) Lo que hagamos por el menor de nuestros hermanos, lo estamos haciendo por Él.

 

Todo por Jesús

 

Hay muchas personas en nuestro mundo que se han levantado contra la injusticia. Sin embargo, a los cristianos nos distingue que nuestro propósito y motivación para hacerlo es glorificar y exaltar en nombre de Nuestro Señor Jesucristo (Salmos.18:46) (Salmos.145:1). Y para esta encomienda Cristo nos ha dado su Espíritu Santo para ayudarnos a perseverar en la batalla sin importar las adversidades.

Si quieres perseverar aférrate al poder del Espíritu Santo y pídele a Dios que te llene de poder. Luego avanza y no te paralices ante la oposición; debes estar preparado. La adversidad y la persecución son normales en la vida del cristiano. (Juan.16:33)

Dios puede usar nuestros valientes actos de justicia y misericordia para cambiar a las personas, de una a la vez; y cambiar también a nuestra familia, de una generación a la vez. Debemos ser luz y sal del mundo. (Mateo.5:13-16)

De esta forma Cristo será claramente visto y proclamado. (1Corintios.1:23) El evangelio brillará como la luz de la mañana. Y nuestro Padre Celestial estará muy complacido.

Gustavo Martinez Rojas