El funcionamiento del cuerpo de Cristo.

  • ¿Cómo nos ve Dios, cómo nuestro Padre Celestial ve a Su pueblo?
Jeremías 32:38-40 NTV  “Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Les daré un solo corazón y un solo propósito: adorarme para siempre para su propio bien y el bien de todos sus descendientes. Y haré un pacto eterno con ellos: nunca dejaré de hacerles bien. Pondré en el corazón de ellos el deseo de adorarme, y nunca me dejarán.” La iglesia de Cristo somos el pueblo de Dios y Él nos da el propósito de adorarlo para siempre, este es un propósito común ya que Dios nos da un sólo corazón, esto nos une y tiene un impacto en las siguientes generaciones, es decir en nuestros hijos, trayéndonos bendiciones eternas.
 
 
Hagámonos algunas preguntas ¿Entendemos lo que Dios espera de nosotros? ¿Estamos actuando según los planes de Dios? ¿Confías en las promesas de Dios? y Como Su pueblo, ¿identificamos el propósito que Dios nos da? ¿Cómo reflejamos tener un mismo corazón?
 
También leemos en Salmos 133:1-3 NTV  ¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía! Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción que se derramó sobre la cabeza de Aarón, que corrió por su barba hasta llegar al borde de su túnica. La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón que cae sobre las montañas de Sion. Y allí el Señor ha pronunciado su bendición, incluso la vida eterna.
 
¿Te gusta experimentar la presencia de Dios cuando estamos reunidos como iglesia? Es genial ¿verdad? Dice este Salmo 133 que cuando estamos juntos en armonía Dios derrama su bendición, es su mismo Espíritu Santo quién desciende sobre el pueblo de Dios.
Aspectos básicos del funcionamiento de la iglesia
 
  • La unidad del cuerpo de Cristo.
 
Muy bien, con el permiso de Dios, hoy vamos a ver algunos pasajes que nos hablan de cómo debe darse la unidad y armonía dentro de la iglesia.
 
Al hablar del cuerpo de Cristo y de la unidad de la iglesia es preciso hablar del poder y la obra del Espíritu Santo, y esto Pablo lo explicaba claramente a los hermanos de la iglesia en Corinto y se los leo en la versión NTV para resaltar algunos puntos  (1.Cor.12:12-13)    12 El cuerpo humano tiene muchas partes, pero las muchas partes forman un cuerpo entero. Lo mismo sucede con el cuerpo de Cristo. 13 Entre nosotros hay algunos que son judíos y otros que son gentiles; algunos son esclavos, y otros son libres. Pero todos fuimos bautizados en un solo cuerpo por un mismo Espíritu, y todos compartimos el mismo Espíritu.”
 
Ésta Escritura explica primero que somos muchos miembros, que somos una diversidad de personas, y que como creyentes compartimos al mismo Dios, es decir, que nuestra unidad como la iglesia de Cristo proviene del poder del Espíritu Santo con que hemos sido bautizados todos los creyentes. Aquí la palabra “bautizados” significa sumergidos, es decir, que todos fuimos lavados en un solo cuerpo por el mismo Espíritu Santo, lo que nos une a Dios y entre nosotros eternamente.
 
Luego vemos en el versículo (Ef.4:3) NTV que dice  “Hagan todo lo posible por mantenerse unidos en el Espíritu y enlazados mediante la paz”, aquí vamos a resaltar el significado de “unidad” o “unión” ya que aquí para decir “unidos” se usa la palabra griega “henotes” (se pronuncia algo así como “hen-ot-ace) y que significa “unanimidad = que es el acuerdo común de todos los miembros de un grupo de personas”, Este versículo nos exhorta a mantenernos unánimes, es decir, en un mismo sentir, que el centro de todo lo que hagamos esté basado en el poder del Espíritu Santo para la gloria de Dios, y no solamente en el estar reunidos como individuos.
 
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Volvamos a Efesios (4:3) , y veamos que también nos dice el mismo versículo 3  “Hagan todo lo posible por mantenerse unidos…”  de esto deriva que la unidad de la iglesia, si bien se basa en el poder del Espíritu de Dios, ésta no aparece por sí sola, ya que también tenemos que poner de nuestra parte, debemos entender el significado de la unidad y trabajar todos juntos para lograrla, “hagan todo lo posible”…    significa ponernos en acción.
 
 
Hermanos hoy les invito a reflexionar en algunos puntos, te invito a que te hagas estas preguntas en privado ¿estoy consciente de mi responsabilidad de mantener la unidad de la iglesia?, en el pasado, ¿qué errores he cometido que han causado división?, ¿Mis hermanos pueden verme como un pacificador activo? ¿Cómo puedo trabajar por la unidad del cuerpo de Cristo?
 
En la segunda parte del mismo versículo dice que una manera de hacerlo es mediante el vínculo de la paz, la palabra en griego “eirene – (i-ray-nay)” significa paz, es un ligamento que une, es el principio de la unidad, es volver a ser uno. Estar en paz es algo más que ausencia de conflicto, es más bien presencia de unidad.
 
Con esto además entendemos que hay que estar alertas porque muchas veces las diferencias de opinión que existen entre nosotros en algunos temas pueden conducir a la división; y esto no tiene que ser así siempre en la iglesia. Sólo vemos algunos casos como excepción en que las Escrituras nos marcan que puede haber divisiones, como por ejemplo en: (1Cor.11:19) donde dice “Así que, ¡por supuesto que tiene que haber divisiones entre ustedes, para que los que tienen la aprobación de Dios sean reconocidos!” Esto quiere decir, hermanos, que habrá casos de desacuerdos en los que el comportamiento de cada uno dirá quién es aprobado por Dios y quién no, para que quede de manifiesto quiénes somos verdaderos hijos de Dios.
 
Ahora pasemos a ver en (2Cor.13:14) donde vemos la despedida del autor que les desea a los Corintios “Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.” Y en el contexto de ésta epístola sabemos que fue escrita en medio de grandes problemas doctrinales, falsos maestros y hermanos que dudaban de las credenciales de Pablo como Apóstol  y que con esto generaban divisiones, Corinto era una iglesia joven muy vulnerable al ataque del enemigo a través de la falsa doctrina.
En ésta despedida Pablo utiliza conceptos claves que ayudan a mantener la unidad de las iglesias aún en medio de dificultades. Uno de estos conceptos que usa es la comunión del Espíritu Santo, con la palabra “koinonia”, les habla del compañerismo, asociación y alianza que proviene del Espíritu de Dios y que los unía como iglesia.
Luego vemos en (1.Cor.3:16-17) Como Dios en Su Palabra nos dice  “¿No se dan cuenta de que todos ustedes juntos son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios vive en ustedes? 17 Dios destruirá a cualquiera que destruya este templo. Pues el templo de Dios es santo, y ustedes son este templo.”
 
En (Ro.12:4-5) encontramos lo siguiente:  “4 Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene una función específica, 5 el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros.”
 
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Se resalta el punto de que nos pertenecemos unos a otros, es decir, lo que le pasa a un hermano invariablemente tendrá un efecto en el cuerpo de Cristo, cada parte tiene una función que afecta al resto.
¿Alguna vez has criticado a algún hermano en Cristo sólo porque no entiendes su opinión o no compartes su punto de vista? ¿Se te hace fácil hablar mal de tus hermanos en la iglesia? Tal vez tú también, como yo, has cometido estos errores, Dios nos dice hoy que no es correcto y que de seguir haciendolo esto tendrá consecuencias.
 
Así que tengamos sumo cuidado cuando encontremos desacuerdos entre nosotros, no vaya a ser que olvidemos que todos juntos formamos el cuerpo de Cristo, que nos pertenecemos unos a otros y que Él, Jesús mismo, es el fundamento. Dice (1.Cor.3:11) “Pues nadie puede poner un fundamento distinto del que ya tenemos, que es Jesucristo.” Seamos sabios para no ser hallados destruyendo a la iglesia de Dios porque eso tendría consecuencias eternas para quién lo haga.
 
Ahora regresemos a lo que Pablo nos dice en el versículo (Ef.4:3) donde exhorta a que en todos los casos debemos luchar por mantener la paz y la unidad entre los verdaderos creyentes.
 
En ese mismo capítulo 4 de Efesios, Pablo después continúa con tres versículos cruciales en el tema de la unidad de la iglesia, y que son (Ef.4:4-6) NTV aquí leemos” 4 Pues hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, tal como ustedes fueron  llamados a una misma esperanza gloriosa para el futuro. 5 Hay un solo Señor, una sola fe, un solo  bautismo, 6 y un solo Dios y Padre de todos, quien está sobre todos y en todos, y vive por medio  de todos.”
 
Esto nos lleva a entender que en lugar de concentrarnos en lo que nos divide o en diferencias menores, deberíamos recordar todo lo que nos une, aquí hay siete puntos que se resaltan en ésta Escritura (Ef.4:4-6)
 
1) tenemos un solo cuerpo, que es ésta comunión entre los creyentes, junto con los creyentes de todas las congregaciones en todo el mundo, iglesia de Cristo
2) tenemos también un solo Espíritu, que es el mismo Espíritu de Dios quién activa esa comunión y que mora en nosotros por igual
 
3) también compartimos una misma esperanza, que es ese futuro glorioso del seguro regreso de Nuestro Salvador Jesucristo
 
4) tenemos un solo Señor que es Cristo a quién todos los creyentes pertenecemos y que es la cabeza de la iglesia
 
5) compartimos una sola fe, que es nuestra entrega única a Cristo
 
6) recibimos un solo bautismo, al aceptar a Cristo se nos bautiza con el Espíritu Santo de la promesa
 
7) también nos une un solo Dios y Padre que vive en nosotros y vive por medio de todos los creyentes por la eternidad.
 
Estos son aspectos fundamentales de nuestra doctrina que tenemos en común como hijos de Dios y que nos permiten gozar como iglesia de una verdadera unidad de Espíritu, que nunca pueda ser disuelta por diferencias mínimas o desacuerdos sin mayor importancia.
Ahora, vamos a voltear a ver cómo es Dios, y vemos que Él está en paz consigo mismo. Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo están en plena unidad en la Deidad. En ellos no hay enojo, ni rencores, ni amargura, no hay culpa, es decir, están en completa armonía y unidad, en un mismo sentir, con intenso amor, gozo y paz. Dice la Biblia en (Jn.10:30) “El Padre y Yo uno somos”
 
También sabemos que Dios no cambia. En (Stgo.1:17) leemos  ” Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento.”
 
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Luego veamos en (Gn.1:27) NTV que dice:  “27 Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.”
 
Es decir cada uno de nosotros fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios en todos los aspectos y somos llamados a conocerle y a seguir Su ejemplo. Así que cuando nos llamamos “hijos de Dios” deberíamos reflejar su personalidad y carácter en todo momento, estar siempre unánimes como hermanos y sin sombra de variación.
  • Siendo un mismo cuerpo, ¿quién nos dirige?
Seguimos viendo la obra del Espíritu de Dios en nosotros y en (Ro.8:14 ) “Pues todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.” Vemos que cuando pasamos a formar parte de la familia de Dios, como hijos, ganamos todos los privilegios y responsabilidades que esto implica. Uno de los privilegios es recibir la dirección del Espíritu Santo.
(Ro.8:16) “Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios. “. Guardar la unidad es una de las funciones más importantes del Espíritu Santo. En esto Él nos guía, pero debemos estar dispuestos a que lo haga. Mostramos disposición cuando ponemos nuestra mira en Dios y no en nosotros mismos.
Dicen las Escrituras en (Ef.5:23) NTV  “porque el marido es la cabeza de su esposa como Cristo es cabeza de la iglesia”. Todos los creyentes pertenecemos a un solo cuerpo, todos estamos unidos y somos guiados por una cabeza que es Cristo mismo.
 
También vemos en (1Cor.11:3) NTV que dice  “Pero hay algo que quiero que sepan: la cabeza de todo hombre es Cristo, la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios.” Esto es que Dios está sobre todos nosotros, esto muestra Su soberanía y gobierno sobre nosotros y Él está por todos y en todos, esto muestra su presencia activa en la vida de los creyentes, estar en nosotros quiere decir que obra en nosotros y a través de nosotros, y esto debemos reflejarlo siempre.
 
Dios como cabeza de Cristo es la cabeza de todo el cuerpo, Él es quién dirige todo el funcionamiento y pone a cada uno de nosotros en el lugar y posición especial para la que fuimos creados.
 
Hermanos, hasta este punto hemos visto varios conceptos, ¿Cuál es el propósito que Dios nos da como Su pueblo?, cuáles son las promesas de Dios si lo adoramos para siempre, ¿Qué es lo que formamos todos juntos? ¿Qué es la unidad de la iglesia? ¿Cuáles son algunas cosas tenemos en común? ¿Qué cosas nos unen? ¿Cuál es el fundamento de la iglesia de Dios? ¿De dónde proviene nuestra unidad? ¿Quién nos guía como un sólo cuerpo?
  • Las diferentes partes y su funcionamiento dentro del cuerpo de Cristo
Y ahora, si Dios nos permite, avanzaremos para ver otros aspectos del funcionamiento del cuerpo de Cristo.
 
De alguna forma todos creemos que Dios existe, y todos sabemos que somos parte de la creación de Dios, sabemos que Él nos hizo, sin embargo hay temas que son cruciales en nuestra vida, y hay preguntas que debemos hacernos todos y hoy queremos invitarte a reflexionar en lo siguiente: ¿tú ya formas parte del cuerpo de Cristo?, y si ya formas parte ¿cuáles son las bases que te dicen que así es? También es bueno saber, si ya eres un hijo de Dios, ¿qué parte del cuerpo eres? Si ya sabes qué parte eres ¿estás cumpliendo con la función que Dios te dio?, más allá de esto ¿tomas en cuenta a las demás partes del cuerpo de Cristo?, ¿te das cuenta que tu papel y crecimiento espiritual es importante para el desarrollo del todo el cuerpo como un todo?
 
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Efesios 4:7 NTV No obstante, él nos ha dado a cada uno de nosotros un don especial mediante la generosidad de Cristo.
 
Vayamos a (Ef.4:11-15)  Ahora bien, Cristo dio los siguientes dones a la iglesia: los apóstoles, los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros. 12 Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo de Dios para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el cuerpo de Cristo. 13 Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo.14 Entonces ya no seremos inmaduros como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad. 15 En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia.
 
En estos versículos vemos que si formas parte de la iglesia ya has recibido uno o varios dones y con esto te fue dada la responsabilidad de su uso para edificación del cuerpo de Cristo y prepararlo para lleve a cabo la obra de Dios. Mientras no lleguemos todos a la unidad en nuestra fe, osea, al pleno conocimiento del Hijo de Dios, no seremos maduros y podríamos ser arrastrados por cualquier falsa enseñanza. Con esto debemos resaltar la importancia de la participación de cada uno de nosotros en ésta responsabilidad. Nadie queda fuera del llamado a crecer en todos sentidos y parecernos más y más a Cristo. Esta tarde aquí hay apóstoles y no lo sabemos, aquí hay pastores y tal vez no lo sabemos, aquí hay más evangelistas de los que creemos, hay también más maestros y profetas  y tal vez no lo sabemos, no perdamos de vista que Dios ya hizo esa repartición de dones a cada uno.
 
Si te quedas estancado y no usas estos dones estás afectando negativamente el funcionamiento de la iglesia y la madurez que se requiere para que la iglesia esté lista para el regreso de nuestro Señor Jesucristo.
Si aún no tienes claro cuál es tu don principal, no te preocupes, hay maneras de comenzar a participar como miembro del cuerpo de Cristo. Aquí vamos a ver el ejemplo de la iglesia de Tesalónica que era muy joven (se dice que se fundó apenas unos tres años antes de que Pablo les escribiera la carta 1ra. Tesalonicenses) en ésta carta la Biblia nos enseña muchas maneras de participar en la edificación individual y en el crecimiento espiritual de la iglesia.
  • ¿De qué maneras puedo participar en la edificación de mis hermanos creyentes?
En los siguientes versículos vemos algunas de ellas:
 
(1.Tes.5:11-23)  “11 Así que aliéntense y edifíquense unos a otros, tal como ya lo hacen. 12 Amados hermanos, honren a sus líderes en la obra del Señor. Ellos trabajan arduamente entre ustedes y les dan orientación espiritual. 13 Ténganles mucho respeto y de todo corazón demuéstrenles amor por la obra que realizan. Y vivan en paz unos con otros. 14 Hermanos, les rogamos que amonesten a los perezosos. Alienten a los tímidos. Cuiden con ternura a los débiles. Sean pacientes con todos.  15 Asegúrense de que ninguno pague mal por mal, más bien siempre traten de hacer el bien entre ustedes y a todos los demás.  16 Estén siempre alegres. 17 Nunca dejen de orar. 18 Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús. 19 No apaguen al Espíritu Santo. 20 No se burlen de las profecías, 21 sino pongan a prueba todo lo que se dice. Retengan lo que es bueno. 22 Aléjense de toda clase de mal. 23 Ahora, que el Dios de paz los haga santos en todos los aspectos, y que todo su espíritu, alma y cuerpo se mantenga sin culpa hasta que nuestro Señor Jesucristo vuelva.”
 
Versículo 11: Edificarse unos a otros. Una forma de hacerlo es resaltando la cualidad de alguien alentándolo a que la use en beneficio de otros hermanos.
 
Versículo 12: Respetar a los líderes. Puedes buscar formas de cooperar con tu pastor.
 
Versículo 13: Tener a los líderes en alta estima. Puedes retener tu próximo comentario crítico en relación con alguien que está en autoridad dentro de la iglesia. Agradece a tus líderes por su esfuerzo.
 
Versículo 13: Vivir en paz. Busca formas de llevarte bien con otros, no entres en conflictos.
 
Versículo 14: Amonestar al ocioso. Desafía a alguien para que se te una en algún ministerio.
 
Versículo 14: Alentar al de poco ánimo. Anima a aquellos que están temerosos recordándoles las promesas de Dios.
 
Versículo 14: Sostener al débil. Apoya a los débiles con tu amor, servicio y oración.
 
Versículo 14: Ser pacientes con todos. Piensa en alguna situación en la que se pondría a prueba tu paciencia y planifica por anticipado una forma de actuar con calma, para que estés preparado.
 
Versículo 15: Rechazar la venganza. Si alguien te hace daño, planea formas de responder haciéndole algún bien.
 
Versículo 16: Estar siempre gozosos. Recuerda que aún en medio de la tormenta Dios tiene el control y transmite ésta alegría a otros.
 
Versículo 17: Orar sin cesar. Dios siempre está con nosotros y debemos hablar con Él. Hay poder cuando oramos juntos.
 
Versículo 18: Dar gracias por todo. Aprender juntos a dar gracias porque Dios usa para nuestro bien todo lo bueno y lo malo que nos pasa.
 
Versículo 19: No apaguen al Espíritu. Coopera e invita a otros a obedecer cuando recibas dirección del Espíritu para servir a alguien que lo necesite.
 
Versículo 20: No despreciar las profecías. Reciban la palabra de Dios de los que hablan en su nombre.
 
Versículo 21: Aprende a retener lo bueno. Lee la Biblia a diario para que sepas distinguir la verdad y puedas transmitirla a otros fielmente.
 
Versículo 22: Alejarse del mal. Evitar cualquier situación que nos exponga a tentación.
 
Versículo 23: Depender de la ayuda constante de Dios. Recordar siempre que es el poder de Dios el que hace la obra y que sólo nos toca estar dispuestos. Recuérdale esto a alguien que lo necesite.
 
 
Como podemos ver hay muchas maneras en las que puedes participar activamente en tu crecimiento y en el de otros, éstos son sólo unos cuantos ejemplos.
 
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  • ¿Qué piensa Jesús acerca de la unidad y del funcionamiento de la iglesia?
Ahora veremos cómo Jesús destaca la importancia de la unidad de la iglesia, en (Jn.17:20-23) NTV Leamos las palabras de Jesús orando al Padre: »No te pido solo por estos discípulos, sino también por todos los que creerán en mí por el mensaje de ellos.  Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú estás en mí, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. »Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno.  Yo estoy en ellos, y tú estás en mí. Que gocen de una unidad tan perfecta que el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas tanto como me amas a mí.
 
Jesús oró a Nuestro Padre Eterno específicamente por la unidad de todos los creyentes y por quienes habrán de creer por medio de nosotros, para que por medio de la gloria de Dios que nos ha sido dada, tengamos una perfecta unidad y ser así un testimonio poderoso para el mundo de la existencia de Dios,  y de que por amor envió a Cristo para nuestra salvación. Si Jesús pidió para que de ésta manera fuéramos testimonio del amor de Dios, es importante que veamos que se cumpla en todos nosotros.
 
Aquí también nuestro Señor Jesucristo oró por los nuevos creyentes y ahora veamos de qué forma se integran más personas al cuerpo de Cristo que es la iglesia.
  • ¿Cómo puedo formar parte del pueblo de Dios?
Otro punto importante de ésta oración que hace Jesús es que menciona a quiénes habrán de creer por medio de nosotros y debemos entender que para que más gente crea, primero debe escuchar el mensaje de salvación, y este lo vemos por ejemplo en (Hechos 2:22-24, 32-33, 36-39) TLA En el pasaje del día de Pentecostés, donde Pedro después de una clara y poderosa manifestación del Espíritu Santo, explica lo sucedido al pueblo que estaba asombrado, y leemos »Escúchenme bien, porque voy a hablarles de Jesús, el que vivía en Nazaret. Todos nosotros sabemos que Dios lo envió. También sabemos que Dios le dio grandes poderes, porque lo vimos hacer grandes maravillas y señales.  »Desde el principio, Dios había decidido que Jesús sufriera, y que fuera entregado a sus enemigos. Ustedes lo ataron y lo entregaron a los romanos, para que lo mataran. ¡Pero Dios hizo que Jesús resucitara! ¡Y es que la muerte no tenía ningún poder sobre él! Todos nosotros somos testigos de que Dios resucitó a Jesús, y de que luego lo llevó al cielo y lo sentó a su derecha. »Dios le dio a Jesús el Espíritu Santo. Y ahora Jesús nos ha dado ese mismo Espíritu, pues nos lo había prometido. ¡Y esto es lo que ustedes están viendo y oyendo!  »Israelitas, ustedes tienen que reconocer, de una vez por todas, que a este mismo Jesús, a quien ustedes mataron en una cruz, Dios le ha dado poder y autoridad sobre toda la humanidad.»  Todos los que oyeron estas palabras se pusieron muy tristes y preocupados. Entonces les preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: —Amigos israelitas, ¿y qué debemos hacer?  Pedro les contestó: —Pídanle perdón a Dios, vuelvan a obedecerlo, y dejen que nosotros los bauticemos en el nombre de Jesucristo. Así Dios los perdonará y les dará el Espíritu Santo. Esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y para todos los que nuestro Dios quiera salvar en otras partes del mundo.
También leemos en NTV (Ef.1:13)  “Y ahora ustedes, los gentiles, también han oído la verdad, la Buena Noticia de que Dios los salva. Además, cuando creyeron en Cristo, Dios los identificó como suyos al darles el Espíritu Santo, el cual había prometido tiempo atrás.”
El evangelio de Jesús, las buenas nuevas de salvación, son que estando separados de Dios por nuestros pecados, desde la caída de Adán en el paraíso, Dios por Su amor y gracia inmerecida, debiendo satisfacer su justicia perfecta castigando nuestro pecado, decidió  hacerse hombre, enviando a Su propio hijo, Jesucristo, el cual caminó por la tierra entre nosotros, fue tentado en todo aunque sin pecar y tomando nuestro lugar en la cruz recibió la ira de Dios que por justicia nos correspondía. Después  al tercer día Dios resucitó a Jesús  y está sentado a la derecha del Padre. Y pronto regresará para juzgar a todos, vivos y muertos, completando Su plan de reconciliar con Dios a quiénes hayan aceptado ese regalo de salvación de manera personal.
 
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Dice la Palabra de Dios en (2Cor.6:1-2) NTV “Como colaboradores de Dios, les suplicamos que no reciban ese maravilloso regalo de la bondad de Dios y luego no le den importancia. Pues Dios dice: «En el momento preciso, te oí. En el día de salvación te ayudé». Efectivamente, el «momento preciso» es ahora. Hoy es el día de salvación.”
 
Amados hermanos, es bueno reconocer que, el día de hoy, tú y yo no estamos aquí reunidos por meros intereses personales, no estamos hoy reunidos sólo por la gran amistad que tenemos, nuestra unión no es por nuestros talentos o por capacidades humanas, nuestra unión no es por lazos familiares o por el tiempo tenemos de conocernos, no estamos aquí por casualidades, no es por intereses económicos ni  por preferencias ajenas a la voluntad de Dios, lo que nos une es algo mucho más fuerte que nosotros, es Dios quién nos ha dado la identidad de ser hijos suyos y nos hace un solo cuerpo por medio de Su Santo Espíritu prometido.
 
Jesús dijo en (Mt.3:2) NTV  “Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca”
 
También dijo Jesús en (Mt.7:13-14)  »Solo puedes entrar en el reino de Dios a través de la puerta angosta. La carretera al infierno (En griego La senda que conduce a la destrucción) es amplia y la puerta es ancha para los muchos que escogen ese camino. 14 Sin embargo, la puerta de acceso a la vida es muy angosta y el camino es difícil, y son solo unos pocos los que alguna vez lo encuentran.
 
Vemos ahora en (Ef.2:8-9) NTV)  “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios; 9 La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.”
 
Está tarde queremos orar, en un mismo sentir, por la unidad del Espíritu Santo y el correcto funcionamiento de cada uno en nuestra congregación y en toda la iglesia, ¿quieres que oremos juntos?
 
Si aún no formas parte del cuerpo de Jesucristo, si aún no has creído en el evangelio de salvación para ti, te invitamos a orar al Padre, que lo hagas arrepintiéndote de tus pecados y volviéndote a Dios, aceptando la gracia del perdón de Dios a través de Jesucristo como tu Señor y Salvador personal, aceptando el sacrificio de Jesús para recibir al Espíritu Santo prometido, ser identificado por Dios como Su hijo, que  pases a formar parte de la iglesia de Jesús y que inicies el camino angosto y difícil que te lleva a Dios, integrándote a ésta comunidad cristiana donde se te ayudará paso a paso a encontrar en tu vida las evidencias bíblicas de tu salvación. Y se te enseñara e instruirá para servir a otros y a Dios en la extensión de Su reino.
 
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Gustavo Martinez Rojas